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Espectáculos

Por qué los televidentes no pueden dejar de consumir narcoseries como “El Dragón”, pero nos negamos a aceptarlo

En México, a menudo escuchamos al público decir que están hartos de ver violencia en la televisión, que les cansa y fastidia el narcotráfico, que ya no quieren ver más narcoseries, pero, a dos semanas de estrenarse “El Dragón, el regreso de un guerrero” en El Canal de las Estrellas, la audiencia NO se despega del melodrama escrito por Arturo Pérez-Reverte.

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Los números NO mienten

Pese a que varias personas y comunicadores dicen estar hartos de las narcoseries, la realidad es que la audiencia de “El Dragón” se ha logrado estabilizar entre los 3.5 y 3.6 millones de espectadores, lo que representa un éxito para Televisa, pues su competencia directa en Azteca (“Survivor México”), no supera los 900 mil o millón de televidentes.

En entrevista con la doctora María de Lourdes López Gutiérrez, Secretaria Académica de la Escuela de Comunicación de la Universidad Panamericana, analizamos a detalle por qué los televidentes no pueden dejar de consumir narcoseries como “El Dragón”, pero nos negamos a aceptarlo.

¿De verdad el público de Televisa está harto de las narcoseries?

De acuerdo con la experta López Gutiérrez, en nuestro país, “el público está habituado a las telenovelas; durante décadas, ha sido un espectador fiel y en general poco crítico. La telenovela y la ficción televisiva son una de las principales formas de entretenimiento en México y el mundo”. 

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Pero, ¿cuál es el origen del gusto de la audiencia mexicana por las narcoseries?

Como explica la académica y experta en análisis de series y contenidos multimedia, “en el caso de las narcoseries, resultan atractivas porque, al estar focalizadas desde los narcotraficantes, es decir, la historia se narra desde su perspectiva, resulta atractivo ver cómo viven: sus excentricidades, cómo ejercen el poder o cierto glamour que rodea a los personajes.

La violencia en pantalla también es una catarsis, siempre es atractiva porque el ser humano es violento y puede sentir cierta descarga de tensión al ver violencia en otros”.

Otro factor de atracción del público es que recurren al “star system” de la televisión, proyectando a los actrices y actores de moda, los galanes en turno o las clásicas villanas y es una fórmula de éxito probado en la televisión, como explicó la académica de la UP.

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Hablemos de las consecuencias de las narcoseries en la audiencia

Has pensado cuáles son las consecuencias sociales que tiene que los protagonistas de este tipo de series sean “antihéroes” y se “justifique” su forma de actuar, sin importar que sean actividades ilícitas, no éticas, peligrosas o ilegales?

La académica responde que una de las “funciones de la ficción es moldear el comportamiento de la gente, presenta paradigmas sociales y nos enseña cómo funciona una sociedad”.

Por ello, la Secretaria Académica de la Escuela de Comunicación de la Universidad Panamericana, presentar a antihéroes como protagonistas no son una mera forma de entretenimiento inofensivo, “sino que resulta tremendamente didáctico, las más de las veces a nivel inconsciente”, y es que, como explica, a lo largo de nuestra historia, los hombres hemos desarrollado la narrativa de ficción para enseñar y aprender sobre el hombre y sus relaciones sociales”.

Analicemos a los antihéroes como protagonistas en las narcoseries

La figura del narco en las series está representada como un héroe porque narran cómo se construye, cómo superan obstáculos y cómo logra sus metas, como explica la experta. Contar estas historias crea mucha empatía en el espectador “al grado que se comparten sus valores y se justifican sus acciones”.

El dilema moral no lo tiene el espectador con respecto a su propia escala de valores, sino con los valores del personaje, por ello les parece necesario y pertinente que su héroe robe, mate o se salte las normas con tal de lograr sus objetivos, porque el espectador los ha hecho suyos. En la vida real, nadie defiende el robo o el asesinato como acciones benéficas, pero en el universo de la ficción somos capaces de compartir los valores de un personaje siempre y cuando esté bien construido y sea verosímil, y nos encontramos deseando que no lo encuentre la policía o que su cargamento ilegal no sea confiscado en el camino”.

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Para la doctora María de Lourdes López Gutiérrez, “las series en la actualidad están llenas de antihéroes porque el público ha evolucionado y dejó atrás el modelo clásico del bueno y el malo en el que ganaban siempre los buenos.

Ahora los personajes se han vuelto complejos y menos estereotipados, la maldad está justificada por una historia de abusos o de desgracias que ha sufrido el personaje. Al no haber esa dicotomía, maniquea del bien y del mal, todo se vuelve relativo y por eso, cuando la acción lo justifica, admitimos como válido el asesinato, el robo o la falta de ética”. 

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 ¿Cuál es el impacto de las narcoseries en la audiencia mexicana? 

Las narcoseries pueden tener diferentes impactos en la audiencia porque esto siempre depende de las condiciones desde las cuales el espectador enfrenta la historia, como explica la catedrática a Grupo Fórmula.

En el momento actual que se vive en México, puede ser un elemento para lidiar con el difícil tema del narcotráfico, en un intento inconsciente por acomodar la problemática en el contexto social. Sin embargo, el impacto más probable es la generación de miedo, pues al normalizar la violencia como parte de nuestra vida cotidiana percibimos un entorno inseguro y peligroso”.

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¿Los contenidos en los medios moldean e impactan el comportamiento humano?

Para la analista de contenidos, “los estudios sobre el impacto de los medios en los individuos difícilmente producen  conclusiones contundentes. Por ejemplo: la violencia en los niños: Ver programas de este corte no hace violento a un niño en automático. Todos crecimos viendo la tele con miles de horas de acciones rapaces y podemos ser personas pacíficas. Es la mezcla de factores sociales y familiares lo que detona la violencia en una persona y sí puede verse aumentada por la influencia de los medios”. 

¿Cómo impactan las narcoseries a los niños?

Para la catedrática, “en el caso de los niños, es importante considerar que el impacto más cercano es la imitación de la acción. Es sorprendente cómo los niños pueden utilizar una pistola de juguete con mucha similitud a como es en la realidad a partir de la enseñanza de la imagen televisiva. Eso es innegable y también es la principal preocupación por el acceso de la infancia a este tipo de contenidos”.

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El impacto de estos contenidos en la audiencia en general puede ser la normalización o legitimación de las acciones ilícitas, en opinión de la académica.

Considerar normal el uso de la violencia o el saltarse las leyes para solucionar un problema es, hoy por hoy, lo que tiene a la sociedad mexicana contra las cuerdas. Las narcoseries fortalecen este tipo de percepciones, además de convertirse en escenarios aspiracionales. No es gratuito que los jóvenes sin muchas oportunidades en México prefieran ser narcos, aunque ello suponga vivir poco tiempo o acabar en la cárcel. Prefieren el dinero fácil de narco a una vida de trabajo mal remunerado en la marginación”.

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Este tipo de narcoseries y contenidos, ¿pueden entenderse como una forma de expresión de denuncia social?

La doctora María de Lourdes López Gutiérrez es clara al asegurar que las narcoseries “están muy lejos de ser un medio de denuncia social, al contrario, contribuyen a normalizarla y a hacerla aspiracional. El punto está en la focalización“.

Si las narcoseries nos contaran las historias desde el punto de vista de las víctimas, de los que mueren por las adicciones, de las familias que sufren día a día la violencia del narco sería muy diferente. Pero esas historias no son atractivas para la televisión, pertenecen al mundo frío y directo del periodismo, y la gente busca personajes atractivos en las series”.

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La historia previa al “Dragón”, “La reina del Sur”, escrita también por Pérez Reverte, “es una oda al personaje principal, una narca, signo no solo de riqueza y poder, sino también de elegancia y presencia social”, en opinión de la catedrática, mientras que:

El Dragón es un personaje similar: no es el pistolero sino el ejecutivo, que además de formación universitaria tiene cultura. Esto es una mezcla perfecta para lograr el éxito y que la gente sucumba a los encantos de los personajes, el espectador difícilmente se indigna con estas historias, como sí lo hace frente a los reportajes o notas informativas”.

Algunos televidentes que vieron “El Dragón” en Netflix se quejaron de ¿la censura? de Televisa a varias escenas de la serie, pero para la Secretaria Académica de la Escuela de Comunicación de la UP, no es una censura al contenido en sí, sino un tema de normatividad:

Yo no hablaría de censura, sino de normatividad. En México, la televisión abierta está tutelada por la Ley Federal de Radio y Televisión, que aunque sea anacrónica y poco práctica, es la norma que rige los contenidos de la televisión de modo que si hay escenas que atenten contra los principios establecidos en la ley, no pueden salir al aire. La televisión por demanda (por cable o de paga) así como las plataformas visionado en streaming no tienen ese tipo de marco legal pues funcionan bajo la lógica del pago del usuario”.

De acuerdo con la catedrática, “la televisión abierta en México, por ley, tiene que salvaguardar los derechos de las audiencias, consignados en la Ley Federal de telecomunicaciones y radiodifusión. Desde esta perspectiva, la regulación de contenidos no es censura, sino atención a la norma”.

La doble moral de la audiencia mexicana

Pero, ¿por qué aunque el rating de narcoseries como “El Dragón” son muy buenos, la gente insiste en que está “cansada” de estos contenidos y no los quiere ver más?

Para la académica, “en general el público de la televisión funciona en eterna disonancia cognitiva: mucha gente afirma que a la televisión le hace falta más cultura, pero nunca ven los canales culturales, en sentido contrario sucede lo mismo, hay una queja eterna sobre la baja calidad de la televisión abierta pero sus audiencias son las más numerosas. Mis alumnos, por ejemplo, te pueden describir escenas de la ‘Rosa de Guadalupe’, pero su discurso oficial es que son productos audiovisuales de bajísima calidad”.

Televisa ha sido audaz en reciclar historias tan conocidas como Rubí una y otra vez. Puedo asegurar que si hay una versión nueva el próximo año tendrá audiencia, quizás no tan numerosa porque ciertamente ha habido un éxodo importante a las series, pero aun así, la gente buscará el nuevo rostro del Canal de las Estrellas, el nuevo galán, las modas, el maquillaje, las casas, los gestos de las villanas, la ternura de la víctima, en fin, esos lugares comunes que por décadas han nutrido a la ficción televisiva y que constituyen un corpus narrativo de amplia aceptación”. 

“El Dragón” y su éxito en Netflix

El Dragón no sólo se consolida a ser un éxito en Televisa, sino que en Netflix, desde el estreno de su primera temporada (el 30 de septiembre de 2019) y en su segunda temporada (17 de abril de 2020), se mantuvo en el Top 10 de los contenidos más vistos de la plataforma de streaming, no sólo en Latinoamérica, sino que también lo hizo en países como Arabia Saudita, Rusia y Turquía.

Ahora, a más de un año de su estreno en Netflix, y a dos semanas de ser estrenada en televisión abierta, El Dragón  ha vuelto al top 10 de Netflix.

Si el espectador puede pagar por lo que desea ver en estas plataformas de streaming que no le “obligan” a ver contenidos violentos, ¿por qué se deciden por ver esta narcoserie? ¿No están “cansados” y “fastidiados” de estos contenidos? ¿No están “aburridos” de lo que produce la televisión abierta?

 

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