Cortesía

La obesidad infantil, ¿cómo evitarla?

Para conseguir que nuestros hijos adopten buenos hábitos alimenticios es muy importante que prediquemos con el ejemplo. Tampoco podemos olvidar la actividad física, que es fundamental para que crezcan fuertes y sanos.

La obesidad infantil es uno de los problemas de salud más importantes del siglo XXI. La OMS (Organización Mundial de la Salud) la considera una verdadera epidemia pues los casos se han triplicado en pocos años. Por eso, es necesario ser conscientes de cómo podemos evitar que esto suceda. Pues, la salud de los niños es importante cuidarla.

Las consecuencias de la obesidad para la salud de los niños con sobrepeso son muchos. Algunos de ellos son el desarrollo de enfermedades como la diabetes, hipertensión, colesterol y triglicéridos elevados, etc., entre muchas otras. Asimismo, la obesidad infantil también puede generar problemas psicológicos (falta de autoestima, marginación social) o, incluso, psiquiátricos como anorexia o bulimia en la adolescencia.

Durante años, la creencia popular dictaba que un niño que hoy consideraríamos obeso indicaba que estaba bien alimentado y sano, que los niños debían comer mucho para crecer de forma sana. Nada más lejos de la realidad. Actualmente, la obesidad infantil es sinónimo de una alimentación deficiente, no por escasa, si no por mala calidad debido al abuso de alimentos precocinados, comida rápida o basura y bollería industrial.

El sedentarismo de los niños por la irrupción de videojuegos, ordenadores y demás divertimentos electrónicos como instrumentos de ocio no ayuda a prevenir la obesidad, precisamente. Sin embargo, hoy día, este tipo de entretenimiento hace que los niños se muevan menos lo que sumado a una alimentación deficiente provoca obesidad.

Recomendaciones para evitar la obesidad infantil

El primer punto en el que haremos hincapié y que los pediatras y endocrinos consideran esencial es el desayuno. El desayuno debe aportarle el 25% de las necesidades energéticas diarias y debe incluir lácteos, cereales y frutas. La familia al completo debe tomarse el tiempo necesario para desayunar, evitando engullir de forma rápida. Una mala práctica muy extendida es que el niño solo tome un vaso de leche y de forma rápida por las prisas.

La merienda también es muy importante, porque si el niño no toma nada entre la comida la cena, se atiborrará en la cena, con la consiguiente mala digestión y el depósito de grasas en el organismo. Para merendar se recomienda fruta o un bocadillo, estando prohibido la bollería industrial.

A la hora de comer y cenar, evitaremos malos hábitos como hacerlo con la televisión encendida, que el niño coma solo o que coma solo lo que le gusta, deberemos hacer que coma una dieta variada. Además, es importante comer en la mesa. Hacerlo en el sofá no ayudará a generar este buen hábito.

El ejercicio y el ejemplo de los padres

Los niños deben realizar ejercicio, no solo para evitar la obesidad, si no para que su esqueleto y musculatura se desarrollen adecuadamente. Siempre se recomienda que practiquen algún deporte de equipo porque así también fomentaremos la relación con más niños y que aprendan los valores del trabajo en equipo.

Recomendamos permitirles a los niños que escojan el deporte que más les guste. Si no les va bien o terminan aburriéndose, también recomendamos que seamos flexibles y le permitamos hacer otra cosa. Eso sí, algo que esté relacionado con el deporte.

Como hemos apuntado anteriormente, los niños pasan demasiado tiempo frente a las pantallas de televisor y ordenador que, a parte de los problemas que esto puede tener para su vista, fomentan el aislamiento social. Por este motivo, se debe restringir el tiempo que pasan ante las pantallas y fomentar que pasen su tiempo de ocio al aire libre, con más niños.

La mejor forma de que un niño adopte buenos hábitos de alimentación es tomando como ejemplo a los padres, que deberán ser los primeros en acatar estos consejos. Si los adultos están siempre con el móvil, juegan a videojuegos siempre que están en casa, no hacen deporte y tienen una alimentación bastante deficiente, ¿qué esperamos que hagan los niños?

Debemos de ser coherentes y ser conscientes de que los padres son el mayor de los ejemplos para los niños. No les podemos decir que coman brócoli si nosotros no lo hacemos. Tampoco que hagan deporte si llevamos una vida sedentaria. Es más, aunque les obliguemos a acatar estas órdenes, al final, cuando sean mayores no se cuidarán. Prevenir la obesidad infantil es cada vez más necesario. ¿Tienes hijos? ¿Cuidas de su alimentación y bienestar?

 (Con información de Muy Interesante)

 

Temas relacionados: