Julio, agosto y septiembre son meses llenos de tradición en México, y el chile en nogada se convierte en uno de los platillos más representativos de la gastronomía nacional. Su mezcla de ingredientes, historia y colores patrios lo han convertido en un emblema de la identidad culinaria mexicana.
Un platillo con raíces históricas desde 1821
La historia más difundida del chile en nogada se remonta a 1821, cuando, según la versión más popular, las monjas agustinas del Convento de Santa Mónica, en Puebla, lo prepararon en honor a Agustín de Iturbide para celebrar la firma de los Tratados de Córdoba, que sentaron las bases de la Independencia de México.
Este platillo no solo destacaba por su sabor, sino por su simbolismo patriótico, al incorporar los colores de la bandera:
- Verde, del chile poblano
- Blanco, de la nogada
- Rojo, de la granada
¿Por qué se llama chile en nogada?
El nombre “chile en nogada” se forma por los dos elementos centrales del platillo:
- Chile poblano, como base
- Nogada, una salsa cremosa de nuez de Castilla, leche, queso y jerez
La palabra nogada deriva del latín nux o nucis, que significa “nuez”, ingrediente esencial de esta salsa que corona el platillo y le otorga su sabor único al contrastar con el relleno de carne y frutas.
San Andrés Calpan: la cuna del chile en nogada
Aunque su origen se ubica en la ciudad de Puebla, uno de los municipios clave en la difusión y perfeccionamiento del chile en nogada es San Andrés Calpan, en la región de los volcanes.
Este lugar se volvió famoso por sus nogales y la producción de nuez de Castilla, lo que impulsó a las familias locales a replicar y adaptar la receta. Con el tiempo, Calpan se consolidó como una referencia gastronómica nacional y actualmente se le reconoce como la cuna del chile en nogada.
Más que un platillo: un símbolo de identidad
Hoy en día, cada temporada miles de familias y restaurantes en todo el país celebran la historia de México sirviendo chiles en nogada, una preparación que une cultura, sabor y patriotismo en cada bocado.