Tlaxcala, Tlax.- Nació un 11 de febrero de 1922, en el barrio de Santa María Tlacatecpac, un rincón de San Bernardino Contla, municipio de Tlaxcala. Al niño Desiderio lo bautizaron con el nombre de José del Sagrado Corazón de Jesús Desiderio.
A Jesús Desiderio sus padres se lo llevaron a Puebla, allá continuo sus estudios escolares, artesanales y, eventualmente artísticos. Se lo llevaron de Tlaxcala antes de cumplir un año de edad, allá se formó como pintor, en la Academia de Bellas Artes desaparecida como tal en 1973, y cuyo hermoso edificio colonial es la actual “Casa de las Bóvedas”, él “el tlacuilo” lo hizo bien y lo hizo rápido, pues a los 25 años tuvo su primera exposición. Durante este periodo de formación, tuvo oportunidad de estudiar la obra del grabador José Guadalupe Posada, del chiautempense Agustín Arrieta, y del zacatecano Francisco Goitia. Pero, sobre todo, de los tres grandes del muralismo mexicano: Rivera, Siqueiros y Orozco, a quienes debe la factura de sus frescos.
Decir que Desiderio pertenece a una susodicha “segunda generación de muralistas mexicanos” no podría ubicarlo dentro de un “grupo”, cierto que para cuando comienza a pintar los murales de Palacio de Gobierno, en 1957, ya el muralismo mexicano se había agotado. Incluso quienes se enlistan en dicha clasificación, tampoco cuentan con obras de relevancia que excedan los años 40.
Desiderio fue un muralista tardío, pues encima de haber comenzado en 1957, el trabajo le toma cuatro décadas, tan solo la primera sección, correspondiente a la planta baja, la concluye diez años después, en 1967 y que esta, resulta superior al resto, pero, todos sus murales poseen un valor y una identidad propios, ya que, si los grandes aportes del muralismo mexicano ya estaban dados, y eran insuperables, no es injusto afirmar que Desiderio fue un pintor manierista.
Tuvo ciertamente, una gran inquietud e interés por la historia, la cultura y las tradiciones de Tlaxcala; no por nada se mantuvo, durante largos años, como el cronista oficial de Tlaxcala. Fue, sin duda, un gran curioso; y ya se sabe que la curiosidad es la madre de todos los hallazgos. Así que resulta patente su constante búsqueda de información sobre Tlaxcala, lo mismo en fuentes documentales que testimoniales, tal vez de manera un tanto asistemática, esencialmente empírica, pero con la disciplina propia del buen historiador y, sobre todo, del hombre que ama a su tierra.
El hecho de no haber cursado estudios formales de historia no fue un obstáculo para llevar a cabo sus estudios. Ni en esta área ni en otras, pues, aunque hemos hablado fundamentalmente del pintor y ahora del cronista, Desiderio fue además dibujante, escultor, grabador, restaurador, cronista, catedrático universitario, conferencista y hasta arquitecto. En esta última disciplina, por ejemplo, su formación autodidacta lo llevo a ser nombrado arquitecto honoris causa por la Universidad Popular Autónoma del Estado de Puebla (UPAEP), además de convertirse en fundador de la Escuela de Arquitectura de la Benemérita Universidad Autónoma de Puebla (BUAP).
Esto nos habla de que el maestro poseía una vocación de artista integral, un poco al modo renacentista, lo que no es excesivo decir sobre todo si se toma en consideración el guiño de los frescos de Palacio, elaborados al más puro estilo florentino.
El maestro Desiderio Hernández Xochitiotzin murió el 14 de septiembre de 2007, a los 85 años de edad. Es hoy una de las figuras históricas más importantes de Tlaxcala; lo era desde mucho antes de su muerte, fue de esos personajes que se convierten en historia viva.