Puebla, Pue.- El teatro popular en Puebla perdió a una de sus figuras más emblemáticas. Falleció el doctor Jorge Morales Flores, médico de profesión y hombre de fe, quien durante cinco décadas entregó su vida a la representación de la Pasión de Cristo en la junta auxiliar Ignacio Romero Vargas, mejor conocida como Pueblo Nuevo.
Morales Flores fue el creador de Eterno Redentor, obra que año tras año, en Semana Santa, convocó a miles de personas y que llegó a convertirse en la representación más importante del estado. No solo escribió y dirigió la puesta en escena, también encarnó a Jesucristo durante 50 años, acompañado por hasta 500 actores y decenas de vecinos de la comunidad que formaban parte de la producción.
Lo que comenzó como un proyecto comunitario se transformó en una tradición cultural y religiosa de gran magnitud. Para Morales, este compromiso nació de experiencias espirituales que lo llevaron a prometer que mantendría viva la obra mientras tuviera fuerzas.
En 2013, su dedicación fue reconocida con un Récord Guinness al ser la persona que interpretó a Cristo durante más tiempo de manera ininterrumpida. La certificación se logró tras presentar evidencias que acreditaban más de medio siglo de trabajo constante desde la década de 1960.
El proyecto se sostuvo siempre con recursos de la comunidad. Los actores costeaban sus vestuarios y algunos fabricaban armaduras y utilería; los gastos mayores se cubrían con modestos apoyos locales. “Todo lo costea la gente”, decía con orgullo.
Aunque dejó de interpretar a Jesús en 2010, no abandonó el escenario. “Siquiera este año voy a hacer el papel de un profeta, como para no perder el sabor”, relató entonces. Su pasión lo llevó a innovar con escenas que incluían gladiadores, faraones, molinos y hasta la preparación de una resurrección con un actor pasando la noche en una cueva para salir al amanecer del Sábado de Gloria.
Más de 20 mil personas llegaron a reunirse en Romero Vargas para presenciar la obra, que en 2013 celebró su edición número 53.
Hoy, con su partida, se cierra una etapa en el teatro comunitario y religioso de Puebla, pero su legado seguirá vivo en la memoria colectiva de su pueblo y en la tradición que ayudó a forjar con disciplina, fe y creatividad.