Puebla, Pue.- En medio de un clima social marcado por el miedo, la violencia y la pérdida del sentido comunitario, el obispo auxiliar de la Arquidiócesis de Puebla, Francisco Javier Martínez Castillo, exhortó a los creyentes a redescubrir la fe no como un refugio pasivo, sino como una fuerza capaz de transformar la realidad.
Durante la misa dominical celebrada en la Catedral, el prelado advirtió que el principal desafío de la sociedad poblana no es la falta de religión, sino la falta de coherencia entre lo que se profesa y lo que se vive. Señaló que muchos creyentes confunden la fe con una fórmula para resolver problemas personales, cuando en realidad implica compromiso, empatía y responsabilidad con los demás.
El obispo lamentó que la violencia, la indiferencia y el egoísmo se hayan vuelto parte del paisaje cotidiano y cuestionó la insensibilidad frente al sufrimiento ajeno. “El verdadero creyente no puede permanecer indiferente ante el dolor de los otros; la fe no se mide por rezos, sino por gestos concretos de compasión”, sostuvo.
Martínez Castillo insistió en que la espiritualidad debe expresarse en acciones solidarias hacia quienes viven en abandono o exclusión, especialmente las víctimas de injusticia y violencia. A su juicio, la indiferencia social se ha convertido en una forma moderna de pecado colectivo.
Finalmente, hizo un llamado a la ciudadanía para reconstruir los lazos humanos desde la confianza, la esperanza y la fraternidad, recordando que la fe —más allá de los templos— se demuestra en la manera en que cada persona enfrenta la adversidad y acompaña a los demás.