El análisis incluyó a casi mil jóvenes de entre 16 y 24 años y buscó comprender cómo el consumo excesivo afecta la salud emocional. Aunque los manuales médicos como el DSM y la CIE aún no reconocen este hábito como un trastorno independiente, la CIE-11 sí clasifica la conducta sexual compulsiva como un trastorno, en el que la pornografía puede ser un indicador de riesgo.
Asimismo, se observaron vínculos con TDAH y trastorno por juego de apuestas, lo que puede agravar los síntomas.
Hombres y adolescentes, los más vulnerables
De acuerdo con Mestre-Bach, los hombres son más propensos que las mujeres a desarrollar un consumo problemático. Además, los adolescentes son especialmente vulnerables, con estimaciones que van del 5% al 14% en este grupo etario.
¿Cómo enfrentar este problema?
La SEPD subraya que cuando el consumo problemático se combina con otros trastornos emocionales, el tratamiento requiere un abordaje integral. Se recomienda implementar programas especializados que trabajen tanto las adicciones conductuales como la salud mental.
Algunas investigaciones sugieren que la terapia cognitivo-conductual puede reducir el consumo compulsivo y los síntomas asociados, aunque los expertos señalan que aún se necesita más investigación.