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¿Por qué sentimos que el tiempo pasa más rápido tras el confinamiento? Explicación científica

El confinamiento por COVID-19 transformó cómo experimentamos el paso del tiempo. Aunque el reloj no acelera, nuestra mente interpreta el tiempo de manera diferente por razones psicológicas y neurológicas.

Rutina monótona y novedad después del encierro

Durante el confinamiento, las actividades repetitivas y predecibles comprimieron nuestros recuerdos, haciendo que ese periodo pareciera más corto. Al regresar a la actividad social y eventos, el cerebro percibe más estímulos y registra más “espacios temporales”, generando la sensación de que el tiempo pasa rápido.

Efecto contraste entre pausa y actividad

El contraste entre la lentitud del encierro y la rapidez del mundo exterior tras la reapertura provoca una percepción de aceleración del tiempo, ya que pasamos de un estado de “stand by” a uno muy activo.

Sobrecarga de actividades y recuperación del tiempo perdido

Para compensar el tiempo detenido, muchas personas llenan su agenda con viajes, eventos y compromisos, lo que intensifica la sensación de que los días son breves y el tiempo avanza rápido.

La edad y la percepción del tiempo

Con la edad, el tiempo se percibe distinto: un año representa un porcentaje menor de la vida total, por lo que al comparar la pasividad del confinamiento con la intensidad actual, esta diferencia se siente más marcada.

Ansiedad y expectativa

La espera constante por vacunas y normalidad durante la pandemia generó una percepción lenta del tiempo, pero la ansiedad actual por el futuro y los rápidos cambios aumentan la sensación de que el tiempo pasa más rápido.

Autor: Dr. Héctor Salvador Echeagaray Guerrero
Director del Departamento de Filosofía, Universidad Autónoma de Guadalajara (UAG).