Foto: Cortesía
Hay algo que te carcome por dentro, ¿verdad? Esa sensación de que estás haciendo todo bien en papel pero algo falta. Te mueves, trabajas, cumples… pero no sientes nada. Como si estuvieras viendo tu propia vida desde afuera.
Déjame adivinar: te preguntas si esto es todo lo que hay.
No lo es. Y hoy te voy a decir qué te falta.
Cada persona en este mundo tiene algo único que ofrecer. Sé que suena cursi, pero es verdad. Tú también lo tienes, aunque ahora mismo no lo veas.
No estoy hablando de ser especial o diferente a lo que Hollywood dice. Hablo de que hay cosas que solo tú puedes hacer de la manera en que tú las haces. Puede ser algo sencillo. Puede ser enorme. Pero existe.
El problema es que nadie te enseñó a buscarlo. Te enseñaron a conseguir un trabajo, pagar cuentas, ser productivo. Pero nadie te dijo cómo encontrar eso que hace que valga la pena despertarte cada día.
Y sin eso, estás vacío. Puedes tener éxito, dinero, reconocimiento. Pero por dentro sigues sintiéndote perdido.
Tener un propósito claro no es un lujo. Es la diferencia entre vivir y solo respirar.
Cuando sabes para qué estás aquí, tu energía cambia. De repente tienes razones para levantarte temprano. Para aguantar ese trabajo pesado. Para seguir cuando todo se pone feo.
No es que los problemas desaparezcan. Siguen ahí. Pero ya no te aplastan porque sabes que hay algo más grande esperándote.
Tu cerebro empieza a trabajar diferente. Ves oportunidades donde antes solo veías paredes. Te vuelves más ingenioso, más persistente. Porque finalmente sabes qué estás persiguiendo.
Y lo mejor: dejas de sentir que desperdicias tu tiempo. Cada cosa que haces, por pequeña que sea, tiene un significado. Estás construyendo algo que importa.
No hay atajos aquí, pero hay caminos probados:
Mira lo que ya sabes hacer: ¿Qué se te da bien? ¿Qué te gusta tanto que pierdes la noción del tiempo haciéndolo? Ahí hay pistas. Tu propósito casi siempre está conectado con tus talentos naturales.
Rompe tu rutina: Sal de esa burbuja cómoda donde siempre haces lo mismo. Acepta invitaciones que normalmente rechazarías. Habla con gente diferente. Haz cosas que te den miedo. Porque tu propósito puede estar justo afuera de tu zona segura.
Busca lo que te molesta: En serio. ¿Qué problema ves en el mundo que te hierve la sangre? ¿Qué injusticia no soportas? Tu propósito muchas veces nace de tu enojo contra algo que está mal.
Conecta con lo que valoras: ¿Qué principios no estás dispuesto a negociar? ¿La verdad? ¿La lealtad? ¿Proteger a los débiles? Tu propósito tiene que estar alineado con tus valores o te vas a sentir sucio aunque triunfes.
Pregunta a quien te conoce: Habla con tu gente cercana. Pregúntales qué ven en ti. Qué creen que podrías lograr. A veces otros ven tu potencial más claro que tú.
Y algo crucial: confía en tu instinto. Nadie te conoce como tú te conoces. Si algo resuena dentro de ti, presta atención.
Esto no pasa de la noche a la mañana. No vas a despertar mañana con todo claro. Y está bien.
Encontrar tu propósito es un viaje, no un destino. Va a evolucionar. Va a cambiar conforme tú cambies. Lo que te mueve hoy puede no ser lo mismo en cinco años.
Pero eso no significa que te quedes sentado esperando. Busca. Experimenta. Prueba. Equivócate. Todo eso es parte del proceso.
Porque va a pasar. Habrá días donde todo parezca imposible. Donde pienses que estás persiguiendo fantasías.
Ahí es donde la gente correcta a tu alrededor hace la diferencia. Rodéate de personas que te levanten cuando caigas. Que te recuerden quién eres cuando lo olvides.
Pero no dependas solo de ellos. Tienes que aprender a motivarte tú mismo. A sacudirte el polvo y seguir adelante incluso cuando nadie está mirando.
Entrena tu mente para buscar lo bueno. Para ver posibilidades en lugar de límites. Para levantarte una vez más de las que caes.
Porque la verdad es esta: los momentos duros son temporales. Pero rendirte es permanente.
Si encuentras tu propósito, tu vida cambia para siempre. No de golpe, no con fuegos artificiales. Pero profundamente.
Vas a saber por qué haces lo que haces. Vas a tener dirección cuando otros estén perdidos. Vas a tener fuerza cuando otros se rindan.
Y vas a hacer una diferencia. Tal vez no en todo el mundo. Pero en tu mundo. Y eso es más que suficiente.
Pero si no lo buscas, si te conformas con solo existir, vas a llegar al final de tu vida con esa sensación que tienes ahora. Solo que multiplicada por mil. Preguntándote qué pudo haber sido.
No dejes que eso pase.
Sal a buscar tu propósito. Hoy. No mañana. No cuando sea el momento perfecto. Ahora.
Porque el tiempo no espera. Y tu vida es demasiado valiosa para desperdiciarla flotando sin rumbo.
¡Desata tu poder y esplendor!
El mundo necesita que brilles.
Soy Guillermo del Castillo.
Te admiro.
IG: @gdelcastilloc