Tlaxcala, Tlax.- En un acto que roza el uso indebido del poder institucional, el titular de la SEPE-USET, Homero Meneses Hernández, transformó una reunión laboral en una plataforma de promoción política. Durante el evento, convocó al personal docente y administrativo para anunciar su intención de competir por la gubernatura de Tlaxcala en 2027, representando a Morena.
Presión disfrazada de unidad y lealtad
Más allá de su aspiración política, lo que generó mayor preocupación fue el llamado a la "unidad y lealtad", supuestamente voluntarias. Meneses sugirió que respaldar su proyecto garantizaría la permanencia laboral de los asistentes, lo cual fue interpretado como una forma de presión hacia los trabajadores del sector educativo.
Autopromoción y respaldo supuestamente oficial
En la sala conocida irónicamente como “AIFA-TLAX”, el secretario se autodefinió como la mejor opción del gabinete de Lorena Cuéllar, y afirmó contar con el respaldo de alcaldes, legisladores y funcionarios estatales, así como de la propia mandataria.
Críticas veladas y fracturas internas en Morena
Meneses lanzó críticas indirectas contra otro posible aspirante, Alfonso Sánchez García, y contra la dirigencia estatal de Morena. Esto evidenció una división anticipada al interior del partido y una lucha por el control político de Tlaxcala.
Uso indebido de recursos institucionales
Lo más grave fue que todo esto ocurrió en un recinto público, en horario laboral y ante trabajadores del sector educativo, lo que pone en evidencia la normalización del uso de recursos oficiales con fines personales.
Humanismo Mexicano: ¿proyecto de Estado o lema de campaña?
Meneses utilizó el concepto de “Humanismo Mexicano” como parte de su discurso, intentando posicionarlo como eje de su futura campaña. Sin embargo, condicionar apoyos laborales a cambio de respaldo político es una práctica antiética y contraria a los principios que deben regir a cualquier servidor público.
Un precedente preocupante para Tlaxcala
Este acto marca un grave precedente, donde un funcionario público de alto nivel utiliza su investidura para impulsar su agenda personal, poniendo en riesgo la integridad institucional y la confianza de los trabajadores en sus representantes.
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