Tlaxcala, Tlax.- La ciudad de Tlaxcala vive una escalada de violencia que se normaliza, afectando la vida diaria de cientos de ciudadanos. La inseguridad ya forma parte del paisaje urbano, sin que las autoridades logren contenerla.
Asaltos en el transporte público evidencian la vulnerabilidad
El más reciente asalto armado en la ruta Atlahapa–Tlaxcala, el segundo en menos de un mes, refleja la fragilidad del sistema de transporte y la falta de capacidad de respuesta de los gobiernos municipal y estatal.
Pasajeros sometidos, rutas sin vigilancia y delincuentes que conocen bien el terreno se han vuelto una constante, generando temor entre los usuarios.
Cifras oficiales contrastan con la realidad ciudadana
Aunque Tlaxcala figura como el estado con la menor incidencia delictiva a nivel nacional —según el Secretariado Ejecutivo del Sistema Nacional de Seguridad Pública (SESNSP)—, la violencia focalizada en zonas urbanas como la capital es cada vez más evidente.
Durante mayo se reportaron homicidios dolosos, secuestros, abusos sexuales y más de cien robos, muchos de ellos contra peatones y transportistas.
Percepción de inseguridad y ausencia institucional
A pesar de las estadísticas favorables, la percepción social de inseguridad crece aceleradamente, especialmente en zonas donde debería haber mayor presencia institucional.
La impunidad con la que actúan los delincuentes refleja la ausencia de una estrategia sólida de prevención y el abandono de políticas de seguridad con impacto real.
Urge una respuesta contundente y sostenida
La ciudadanía exige operativos visibles, vigilancia constante y acciones firmes para recuperar la confianza y proteger la vida cotidiana.
Es necesario abandonar la simulación y dejar de maquillar cifras, para enfocarse en una política de seguridad que responda al problema de fondo: la protección efectiva de las personas.
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