Por: Cortesía

Tlaxcala

Agustín Arrieta, el pintor del almanaque de la memoria

Tlaxcala.- Como tlaxcaltecas podemos estar orgullosos de ser cuna de artistas que han dejado una escuela tan fructífera como lo fue y es, el maestro José Agustín Arrieta, quien nació un 29 de agosto de 1803 en el municipio de Santa Ana Chiautempan, hijo de Tomas Arrieta y de María Rita Fernández, a muy pronta edad lo llevaron a radicar a la vecina Ciudad de Puebla; en donde creció y realizo sus estudios, hasta convertirse en un destacado retratista y pintor de bodegones, conocidos en esa época como “ cuadros de comedor “ .

Aunque es más conocido por sus cuadros costumbristas, que ejecuto con evidente especial motivación, como lo muestra la riqueza de detalles que en ellos plasmo en las escenas de plazas, tabernas y cocinas. En estas escenas, las mujeres aparecen casi siempre ataviadas como “chinas”, atuendo propio de la mujer del pueblo, con sensuales vestidos que hacen resaltar su frondosidad y femenina coquetería, acentuada con pendientes, collares, encajes y chalinas bordadas.

Su espíritu romántico se destaca con especial valor en los bodegones, hábil en la composición y en la técnica, crea con desenvoltura un espacio animado y de colorido pleno en la evocación de sabores, olores y texturas de alimentos, flores y objetos culinarios típicos de Puebla y Tlaxcala.

En este sentido, Octavio Paz comenta las pinturas de Arrieta:  Pintó escenas de costumbres con tipos populares que nos hacen sonreír. Su punto flaco es el pintoresquismo; su fuerte, los esplendidos bodegones en donde triunfa su sentido de la composición, su precioso dibujo, sus colores vivos y netos, su con sensualidad. Es el autor mexicano de bodegones del siglo XIX por antonomasia.

En este periodo se ponen los cimientos de la iconografía con que se representara lo nacional.

Por lo que se refiere a sus bodegones, esta fue quizás su obra más abundante, en la que logro transmitir su gusto por el buen comer y el buen beber, sin dejar de incluir manjares de la cocina nacional o local como son moles, pipianes, dulces de leche, tamales, chocolate caliente y frutas en almíbar.

Las alacenas muestran sobre todo alimentos que serán preparados, mientras que los cuadros de comedor representan los que ya están preparados y listos para ser degustados.

Además de los objetos típicos de la región, es frecuente ver loros y gatos y algo que destaca con gran maestría y cuidadosa interpretación de los cristales que hace con magistral técnica.

De su producción más temprana conocida es conocida una obra que data de 1843, su producción más prolífica fue a lo largo de aproximadamente 30 años.

Del claroscuro de Arrieta podemos decir que nos recuerda o tiene semejanza con Goya, por la luminosidad y gracia. En el museo Soumaya y en el museo de San Carlos, en la ciudad de México, se admiran algunos de los lienzos del maestro, enriquecidos con estos elementos populares. Entre sus cuadros más importantes destacan: Puesto de Agua frescas, Interior de pulquería, La sorpresa y La China Poblana, también, además de sus bodegones, pinto imágenes de santos para adornar el interior de los templos y una gran cantidad de cuadros religiosos.

Como buen artista participo en el movimiento liberal, que lo hizo un personaje conocido y no exento de las polémicas de esos días; la prensa hablo de él como un auténtico precursor de la pintura mexicana, y refirió su aspecto controvertible como un romántico cabal, bohemio, trasnochador, nunca beodo; como siempre se rio de los prejuicios sociales de su época, pronto se le tildó, por los envidiosos, como un artista lépero y más tarde, cuando demostró su pensamiento liberal, se le catalogo como “ jacobino”, lo que le acarreo el menos precio de las clases pudientes.

Murió a los setenta y dos años de congestión cerebral el 22 de diciembre de 1874, a los 72 años.

En homenaje a este gran pintor, en 1949 se abrió el Museo Casa Agustín Arrieta en la Ciudad de Puebla y en Santa Ana Chiautempan, su ciudad natal hay un monumento en su honor en el parque Hidalgo.

Sin duda alguna, el maestro Arrieta dejo abierto el camino a la dignificación del bodegón en la pintura mexicana.

 

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