Por: Cortesía

Puebla

Se cumplen 20 años del 11-S, donde también poblanos perdieron la vida

La tragedia del 11 de septiembre de 2021, conocida como 11-S, el ataque contra las Torres Gemelas de Nueva York, dejó marcas imborrables en la comunidad migrante poblana que apoya a que la economía en Estados Unidos siga moviéndose y que, al mismo tiempo, sostiene a miles de familias de zonas expulsoras del estado de Puebla con una gran cantidad de remesas.

En aquella ocasión, de acuerdo con datos del Consulado Mexicano, fallecieron siete poblanos; sin embargo, el gobierno de Estados Unidos solo reconoció a tres y sus nombres fueron colocados en el Monumento Conmemorativo: Antonio Meléndez, Antonio Javier Álvarez y Leobardo López Pascual.

Agrupaciones que brindan apoyo a migrantes como Pies Secos y la Asociación Tepeyac coinciden en que aquella triste mañana fallecieron más poblanos tras aquel ataque y el derrumbe de las torres; sin embargo, al trabajar sin documentos o con papeles falsos, no hubo manera de identificarlos ni de comenzar sus búsquedas.

Los poblanos sin papeles en el área tri-estatal conformada por de Nueva York, Nueva Jersey y Connecticut, llegaron en busca de un mejor nivel de vida para ellos y para sus familias. Entre la comunidad migrante, sobre todo de la Sierra Mixteca, Puebla York fue el centro del trabajo y de una esperanza que continúa creciendo en tiempos de la pandemia de la covid-19, 20 años después del 11-S.

Tras los ataques a las Torres Gemelas, se insistió en que había más poblanos entre los escombros. Es probable que hayan vivido solos; sin embargo, también, existe la posibilidad de que sus familiares no haya hecho nada por temor a la deportación.

No se puede cuestionar a ninguna familia por evitar reclamar la muerte de sus seres queridos durante el ataque a las Torres Gemelas porque al presentarse entre las autoridades, cada uno de sus integrantes sintieron miedo a ser descubiertos y más tarde deportados. Sin duda que se trataron de momentos muy dolorosos para las familias poblanas que viven en Nueva York.

La tragedia, sin duda, se tradujo en enseñanzas y mostró la importancia de que los migrantes poblanos se organicen, se cuenten, se conozcan y establezcan redes de apoyo ante el reto de pasar desapercibido sabiendo que mueven los engranajes económicos norteamericanos.

Ante el 11-S, el regreso a visitar a sus familias en Puebla se complicó durante el resto de la primera década de este milenio porque aumentaron los candados para cruzar la frontera. La mayoría de los poblanos decidió seguir sacrificándose, quedarse en Estados Unidos y continuar apoyando con el envío de remesas a sus familias.

 

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