Puebla, Pue.- El 2 de octubre volvió a sacudir las calles de la capital poblana con una serie de actos conmemorativos y protestas que recordaron la masacre estudiantil de 1968 en Tlatelolco. A lo largo del día, colectivos, organizaciones sociales y estudiantes hicieron suya la consigna de que “2 de octubre no se olvida”, aunque la jornada estuvo marcada también por la ausencia de autoridades municipales y estatales en los actos oficiales.
La Brigada 68 abrió la mañana con una ceremonia en el zócalo, donde reclamó la falta de presencia institucional y el incumplimiento de izar la bandera a media asta. “Qué cobardes son, qué traidores son. Han incumplido un mandato institucional”, denunció Alfredo Lozano, de la Comisión de Verdad y Justicia. Tras los discursos, se guardó un minuto de silencio y se entonó el Himno Nacional, en memoria de los más de 300 jóvenes asesinados en 1968.
Horas más tarde, la Unión Popular de Vendedores Ambulantes 28 de Octubre marchó desde el mercado Hidalgo hasta Casa Aguayo, responsabilizando a las autoridades de la seguridad de su líder, Rubén Sarabia Sánchez, tras amenazas públicas en su contra. Durante la protesta, el Palacio Municipal permaneció cerrado y resguardado por policías armados, lo que dejó en evidencia la tensión entre el gobierno y la organización.
Por la tarde, estudiantes de la Benemérita Universidad Autónoma de Puebla (BUAP) llenaron las calles con consignas, performances y pintas. Sus contingentes recorrieron facultades, el zócalo y concluyeron en la Fiscalía General del Estado, donde exigieron justicia por Tlatelolco y por Ayotzinapa. Vecinos, automovilistas y hasta turistas se sumaron con aplausos y claxonazos, evidenciando que el reclamo no es exclusivo del sector estudiantil.
La jornada cerró con una certeza: en Puebla, la herida del 68 sigue abierta y el silencio oficial contrasta con la fuerza de quienes mantienen viva la memoria colectiva.
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