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¿Ya piensas en tu siguiente vuelo poscuarentena? Espera una experiencia más tediosa de lo normal

Hace tiempo que viajar en avión dejó de ser divertido. Ahora que las aerolíneas comienzan a retomar sus vuelos tras las medidas de cuarentena, los pasajeros pueden esperar que sea aún más fastidioso, con nuevos puntos de control de temperatura, filas adaptadas al distanciamiento que se extienden hasta el estacionamiento y láminas de plexiglás que aíslan a encargados del equipaje, baristas y otros empleados.

Será obligatorio usar tapabocas y guantes, habrá desinfectantes en toda parte y, aunque muchos procesos se automatizarán para minimizar la interacción humana, los funcionarios de la industria proyectan que tendrán que aumentar los tiempos de viaje para acomodarse a las precauciones de higiene.

 

“Pasar por un aeropuerto, toda la experiencia de viaje, será tan agradable como una cirugía a corazón abierto”, dice Paul Griffiths, director ejecutivo de los aeropuertos de Dubái, cuyos trabajadores usan batas desechables y viseras de seguridad que no se verían fuera de lugar en una sala COVID-19.

 

A medida que gobiernos elaboran planes para que el mundo vuelva a volar, las propuestas destinadas a mantener a los pasajeros seguros son a menudo confusas y contradictorias. Por ejemplo, evitar que las personas se sienten juntas en la puerta de embarque, pero sí atiborrar un vuelo durante seis u ocho horas. Además, de ser implementadas a largo plazo, los ejecutivos dicen que podrían causar casi tanto daño a las ganancias de aerolíneas y aeropuertos como permanecer cerrados por completo.

 

Mantener a 400 personas —la capacidad de muchos aviones jumbo— a dos metros de distancia “significa una fila de cerca de un kilómetro, que llena desde la sala de embarque hasta el estacionamiento”, dice John Holland-Kaye, director ejecutivo del Aeropuerto Heathrow de Londres. Hacer cumplir una regla de dos metros podría reducir la capacidad del aeropuerto al 20 por ciento de su nivel habitual, señala. “Eso no es algo que podamos seguir haciendo hasta que haya una vacuna”.

 

En cambio, Holland-Kaye indica que sería mejor que los aeropuertos detectaran a pasajeros con COVID-19 a la entrada de la terminal. Heathrow, el aeropuerto más congestionado de Europa, está probando un sistema de detección térmica destinado a identificar a personas con el virus, una tecnología que se ha utilizado en Asia durante años. Sin embargo, el Gobierno del Reino Unido aún no ha respaldado este proyecto.

 

Lo que no es factible, dicen las aerolíneas, es bloquear filas de asientos a bordo de los aviones para mantener el distanciamiento a 38 mil pies de altura. Dicha medida no contendría el virus mientras que sí sería un golpe a la rentabilidad de las aerolíneas, comenta la Asociación Internacional de Transporte Aéreo. Al eliminar las filas del medio, los aviones de un solo pasillo volarían con no más de dos tercios de su capacidad total, mientras que el 70 por ciento es necesario solo para alcanzar el punto de equilibrio, según el grupo comercial.

 

El distanciamiento ocurrirá de todos modos, recalca Jozsef Varadi, director ejecutivo de la aerolínea de bajo costo Wizz Air, porque es probable que pocas personas reserven vuelos una vez que las aerolíneas comiencen a expandir sus horarios nuevamente. Varadi dice que no tiene contemplado limitar el número de pasajeros. Sin embargo, algunos viajeros ya se están quejando de que los transportistas están dejando que los aviones se llenen demasiado.

 

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