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El INER advirtió de carencias y nada pasó

Equipos e instalaciones “obsoletos” que requieren de alta inversión para su ampliación y modernización, así como una estructura hospitalaria “muy antigua” y “poco funcional” además de “altamente costosa por su deterioro y requerimientos de mantenimiento”, son algunas de las características con las que el Instituto Nacional de Enfermedades Respiratorias (INER) comenzó a hacer frente al COVID-19, desde enero.

De acuerdo con el Programa Anual de Trabajo 2019 de ese centro de salud de alta especialidad, aprobado en la Sesión de la Junta de Gobierno del INER, el 2 de abril de 2019, la institución advirtió a la Secretaría de Salud sobre la urgencia de “eliminar procedimientos complejos para la adquisición de insumos y contratación de servicios”.

Tanto el INER como el Instituto Nacional Instituto de Ciencias Médicas y Nutrición “Salvador Zubirán” han sido declarados por las autoridades de Salud como los hospitales insignes para hacer frente a la pandemia de coronavirus, que ayer ya se ubicó en la fase dos.

Personal médico y administrativo del INER aseguró a El Financiero que estas solicitudes, planteadas desde el año pasado a las autoridades de salud, “nunca se solventaron”, y subrayaron que desde aquella ocasión se puso énfasis en que “el personal operativo es insuficiente en número para los requerimientos de atención en todas las áreas, con especial énfasis en el área de enfermería”.

 

 

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