En México, el pollo es un alimento esencial, con un consumo promedio de 35 kilos por persona al año. Su versatilidad, valor nutricional y precio accesible lo convierten en un ingrediente presente desde la cocina casera hasta restaurantes de alta gastronomía.
Por qué no se recomienda lavar el pollo crudo
Aunque en muchos hogares el lavado del pollo se considera una práctica higiénica, especialistas de la UNAM advierten que esta costumbre no elimina bacterias y puede ser peligrosa.
El agua puede propagar microorganismos como:
- Campylobacter
- Salmonella
- Staphylococcus aureus
Este fenómeno se conoce como contaminación cruzada, donde las bacterias se transfieren a utensilios, superficies y otros alimentos, aumentando el riesgo de infecciones estomacales.
Cocción: la medida más efectiva
El calor es la herramienta principal para eliminar bacterias. Cocinar el pollo a más de 60 °C, asegurando que no quede crudo ni jugos rosados, garantiza su inocuidad y protege tu salud.
Medidas adicionales de seguridad alimentaria
- Comprar pollo en establecimientos certificados con sello TIF.
- Mantener separación de utensilios y tablas de cortar para pollo y otros alimentos.
- Lavar con agua y jabón manos, utensilios y superficies después de manipular pollo crudo.
- Si se decide lavar el pollo por costumbre, desinfectar inmediatamente todas las áreas expuestas al contacto con el agua.
Adoptar estas recomendaciones permite disfrutar del pollo sin riesgos, protegiendo a tu familia de posibles enfermedades alimentarias.