Este viernes se realizó la histórica captura de Rafael Caro Quintero, uno de los narcotraficantes más buscados, y en la que un perrita de la Secretaría de Marina llamada ‘Max’ fue pieza clave, pero ¿cómo entrenan a los lomitos del ejército y la Marina y qué comen?
En el caso de la Secretaría de la Defensa Nacional (Sedena), cada año nacen 300 perritos que son entrenados en el Centro de Reproducción Canina del Ejército y Fuerza Aérea de México, en San Miguel de los Jagüeyes, Estado de México.
Ahí, los elementos caninos son adiestrados en la detección de dinero, narcóticos, explosivos y rescate de personas atrapadas en casas o edificios colapsados.
El centro cuenta con médicos veterinarios del Ejército Mexicano que se encargan de cuidar la reproducción y crianza de los canes, centrada en dos razas específicas: el pastor belga malinois, y el pastor alemán. Los especialistas acompañan a los perritos en cada una de sus etapas, desde la maternidad hasta el entrenamiento.
A nivel nacional el Ejército Mexicano cuenta con más de mil perritos que apoyan en actividades de seguridad en terminales aéreas, camioneras, dependencias federales y otras. Además, una vez que ha terminado su vida útil, vuelven al centro para seguir cuidando de ellos.
Algo similar sucede en la Marina con el Equipo de Búsqueda y Rescate Urbano de la Secretaría de Marina, que tiene áreas caninas a cargo del Estado Mayor General de la Armada de México.
Este esfuerzo nació en 2015 y sus miembros se suman de forma voluntaria al equipo de rescate que también está integrado por un perrito de las razas Pastor belga malinois, Labradores y Blood hound.
Además de llevar a cabo tareas de rescate, también realizan rastreo o búsqueda de personas, a partir del olor de quien se está buscando.
