En muchos hogares, la señal de WiFi no se distribuye de manera uniforme. Algunas habitaciones tienen conexión estable, mientras que otras experimentan lentitud, cortes o intermitencias.
Aunque se suele culpar al proveedor o al módem, muchas veces el problema se resuelve cambiando la configuración del equipo, sin necesidad de comprar dispositivos adicionales ni cambiar de plan.
La influencia de los protocolos WiFi antiguos
Los protocolos WiFi determinan cómo se conectan los dispositivos a la red. Entre los más antiguos están 802.11a, 802.11b y 802.11g, mientras que los más recientes son WiFi 4 (802.11n), WiFi 5 (802.11ac) y WiFi 6 (802.11ax).
Si el módem mantiene activos los protocolos obsoletos, toda la red puede ralentizarse, ya que se adapta a la velocidad más baja utilizada por algún dispositivo antiguo. Esto afecta incluso a celulares, laptops y televisores inteligentes modernos, causando cortes o problemas de streaming.
Cómo desactivar los protocolos antiguos
- Accede al módem: Escribe 192.168.0.1 o 192.168.1.1 en tu navegador. La IP exacta aparece en la etiqueta del equipo.
- Usuario y contraseña: Introduce las credenciales del módem, visibles en la etiqueta o las que configuraste previamente.
- Configura la red inalámbrica: Busca la sección “Wireless” o “Red inalámbrica” y selecciona la banda de 2.4 GHz.
- Desactiva protocolos antiguos: Desmarca 802.11b y 802.11g, dejando activas opciones como 802.11n o superiores.
- Guarda y reinicia: Aplica los cambios y reinicia el módem para mejorar la conexión.
Beneficios sin inversión adicional
Este ajuste permite optimizar la eficiencia de la red, reducir interferencias y aprovechar mejor el ancho de banda disponible. Los resultados son visibles en videollamadas, clases virtuales, juegos en línea y streaming en alta definición.
Con solo unos minutos de configuración, es posible mejorar la conectividad de toda la casa y sacar el máximo provecho al internet contratado, sin necesidad de gastar más.
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