El gusano barrenador (Cochliomyia hominivorax) es una de las plagas más destructivas que puede afectar tanto a animales como a humanos. Aunque su impacto es más frecuente en el ganado, las personas también corren riesgo, sobre todo en áreas rurales o al tener heridas abiertas expuestas.
Este parásito no solo provoca un daño físico severo, sino que también puede generar afectaciones emocionales debido al dolor y a la apariencia de las lesiones.
¿Cómo ocurre la infestación?
La infestación inicia cuando la mosca barrenadora hembra deposita huevos en heridas abiertas, cortes o zonas húmedas como nariz y boca. En 12 a 24 horas, las larvas emergen y comienzan a alimentarse del tejido vivo.
Con el crecimiento de las larvas aparecen lesiones visibles: inflamación, enrojecimiento, pus y una sensación de movimiento bajo la piel, lo que intensifica el dolor y la angustia del paciente.
Síntomas y complicaciones
Entre los síntomas más comunes de la miasis se encuentran:
- Herida dolorosa con inflamación y enrojecimiento.
- Secreción purulenta en la zona afectada.
- Dolor intenso a medida que las larvas se desarrollan.
- Sensación de cosquilleo o movimiento bajo la piel.
Si no se atiende de forma adecuada, la infestación puede provocar infecciones graves, necrosis del tejido e incluso afectar órganos vitales, poniendo en riesgo la vida.
Consecuencias emocionales
Además del dolor físico, las personas infestadas suelen experimentar estrés, ansiedad y rechazo social debido a la apariencia de las lesiones y a la incomodidad que generan.
Prevención y atención temprana
La prevención es fundamental para reducir riesgos:
- Mantener heridas limpias y cubiertas.
- Usar ropa adecuada y repelente de insectos en zonas de riesgo.
- Acudir de inmediato a servicios médicos ante cualquier sospecha.
Un diagnóstico temprano permite la extracción segura de las larvas y el tratamiento de infecciones asociadas. No es recomendable manipular las heridas sin supervisión profesional, ya que esto puede empeorar la condición.