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Internacional

Tres soldados indios mueren en un enfrentamiento contra militares chinos en el Himalaya

Hace unos pocos meses, Narendra Modi y Xi Jinping estaban bebiendo agua de coco y paseando por un templo del sur de India. Fue una cumbre lúcida entre el primer ministro indio y el presidente chino, que acabaron cogidos de la mano en señal de una aparente buena amistad.

Al menos, delante de las cámaras. Luego llegó la pandemia y las cuarentenas masivas. China encerró en su provincia de Hubei a casi 60 millones de personas. Más adelante, India confinó a sus 1.300 millones de habitantes.

Pero lo que ha ocurrido en las últimas semanas dista mucho de aquella imagen de fraternidad entre los dos líderes asiáticos cuyas políticas coinciden en un fuerte programa nacionalista. Mientras cada uno lidiaba con la pandemia desde sus despachos de Pekín y Nueva Delhi, sus militares no han parado de enfrentarse -literalmente- en las fronteras que comparten en el Himalaya.

Una confrontación que comenzó en mayo con puñetazos y que acabó anoche con un coronel y dos soldados indios muertos en el Valle de Galwan, en la región oriental de Ladakh. Así lo ha especificado un comunicado del Ejército de India. "Durante el proceso de desescalada en curso, ayer se produjo un enfrentamiento violento con víctimas. Altos oficiales de ambas partes están reunidos actualmente en el lugar para calmar la situación", reza el escrito. Un enfrentamiento en el que, según han contado medios locales, no se produjeron disparos, sino que los soldados de ambos lados se enzarzaron con palos y piedras. "Fueron violentos enfrentamientos cuerpo a cuerpo", ha dicho también a la agencia AFP un oficial indio.

Desde China, un comentario en Twitter de Hu Xijin, editor jefe del diario estatal Global Times, decía que "el lado chino también sufrió bajas en el choque físico". Aunque en el artículo publicado en ese medio no menciona nada al respecto. Tampoco Pekín ha confirmado ninguna víctima. El portavoz del Ministerio de Relaciones Exteriores de China, Zhao Lijian, ha explicado que "los soldados de India cruzaron la frontera dos veces, provocando y atacando al personal chino, lo que resultó en una seria confrontación física entre las tropas fronterizas de ambos lados". Por ahora, lo único seguro es que este es el primer enfrentamiento con víctimas mortales en esta frontera en los últimos 45 años.

El nuevo conflicto entre los dos países comenzó a principios de mayo a 4.200 metros de altura en el lago Pangong Tso, en Ladakh. Fue una batalla cuerpo a cuerpo entre 250 soldados de ambos bandos. Puñetazos, piedras, palos, barras de hierro... Días después, la tensión entre los dos vecinos y las peleas se fueron prolongando por otras partes de una frontera no demarcada de 3.488 kilómetros conocida como la Línea de Control Actual (ALC). Más puñetazos, pedradas, numerosos heridos... Pero ni una sola bala. Muchas de estas brigadas, tanto de un lado como del otro, no suelen ir armadas. Una directriz acordada desde sus capitales para evitar sangrientos enfrentamientos en caso de una disputa en la frontera.

REFUERZO MILITAR EN LA FRONTERA

¿El motivo de esta nueva disputa? Según algunos militares indios se debe a la construcción de una carretera que acaricia la parte china y que irritó a los soldados del gigante asiático porque se oponen a que se levanten vías en lo que consideran un territorio en disputa. Además, el ejército de la segunda potencia mundial llevaría tiempo haciendo maniobras en múltiples puntos a lo largo de la frontera desafiando al gobierno del primer ministro Modi. Según los militares chinos, el conflicto se desencadenó por la invasión de las fuerzas indias en su lado de la frontera. Ambas naciones se culpan mutuamente y han enviado estas últimas semanas refuerzos militares a la zona.

Aunque Pekín no ha reconocido oficialmente que haya aumentado su despliegue de tropas en la zona, medios chinos han informado que el ejército "ha reforzado sus fuerzas en respuesta a una construcción ilegal por parte de India cerca de su territorio".

Ajai Shukla, un ex coronel indio, declaró que su país había desplegado 3.000 refuerzos como respuesta a las tres brigadas (con hasta 10.000 soldados) que sumó el Ejército Popular de Liberación de China a la zona. En las últimas semanas, ambos países han intensificado su presión militar enviando también a la frontera aviones de combate y helicópteros. Algo que choca con las declaraciones que vienen desde sus capitales políticas, afirmando que ninguna de las dos partes busca el enfrentamiento.

Lo cierto es que la situación se ha ido tensando poco a poco. Tanto que otras potencias internacionales se ofrecieron mediar. El primero fue el presidente de Estados Unidos, Donald Trump, quien describió hace unas semanas lo que ocurría como una "disputa fronteriza ahora furiosa". Desde Rusia, el gobierno de Putin también lanzó un comunicado expresando su "ansiedad ante el actual enfrentamiento militar entre India y China", confiando en que ambos países encontrarían una "salida a través de mecanismos y herramientas diplomáticas". Estos últimos días, se ha sabido que altos oficiales de India y China se habían reunido para poner fin a la tensión. La portavoz del Ministerio de Relaciones Exteriores de China, Hua Chunying, dijo la semana pasada que Pekín había alcanzado un "consenso positivo" con Nueva Delhi sobre la resolución de la situación.

A mediados de los años 90, ambos países acordaron mantener la paz y no volver a protagonizar un enfrentamiento como la guerra fronteriza de 1962. Pero esta nueva situación ha confundido a todo el mundo en un momento en el que el planeta se consume por la pandemia. Desconcertante sobre todo es la actitud bélica que está tomando China después de que el gobierno de Xi Jinping diera por vencida la batalla contra el coronavirus antes de los nuevos brotes como el que ha salido con fuerza en Pekín.

Primero fueron las amenazas a Taiwan si seguía por el camino de la independencia. Después apareció en escena el encendido enfrentamiento con Estados Unidos. Desde el Mar de China Meridional llegaron noticias de que la marina estadounidense tenía navegando buques de guerra y sobrevolando el Estrecho de Taiwan bombarderos B1. En la costa china, el Ejército Popular de Liberación habría realizado ejercicios navales. Y por último estaría el estatus y las protestas de Hong Kong tras la aprobación de la nueva ley de seguridad. Ahora Pekín tiene sobre la mesa tres militares indios muertos en la frontera que comparten ambas naciones. Muchos frentes abiertos para China.

 

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