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Internacional

Pandemia reduce como nunca antes el ruido sísmico en el planeta, según estudio internacional

Una investigación de 66 instituciones en 27 países, incluido México con la representación de la UNAM, demostró que las medidas de confinamiento, aplicadas desde principios de 2020 para combatir la propagación de COVID-19, condujeron a una reducción del 50 por ciento en el ruido sísmico observado en todo el mundo.

Los expertos analizaron datos que han recabado desde hace varios años en más de 300 estaciones sísmicas en todo el mundo, y los compararon con los meses del confinamiento, de acuerdo con la investigación, de 76 sismólogos, publicada por la revista Science este jueves.

El estudio muestra la reducción del ruido sísmico en muchos países y regiones, lo que permite visualizar la "ola" resultante que se mueve a través de China, Italia y el resto del planeta.

El confinamiento, reflejado en el ruido sísmico, ve el efecto total de las medidas de distanciamiento físico/social, la reducción de la actividad económica e industrial, las caídas en el turismo y los viajes. El periodo de bajo ruido se debe a la reducción de ruido sísmico antropogénico global más larga y prominente que ha sido registrada hasta el momento.

El estudio se generó después de que el autor principal, el doctor Thomas Lecocq, decidiera que la mejor manera de abordar el problema era compartiendo su método con la comunidad sismológica y analizando los datos de todo el mundo.

Esto inició una colaboración única que involucró a 76 sismólogos de 66 instituciones en 27 países. Los autores principales del estudio tienen su sede en Bélgica, Reino Unido, Nueva Zelanda y México, en el Centro de Geociencias de la UNAM, única entidad mexicana participante al proyecto.

Los investigadores universitarios Raphael De Plaen y Víctor H. Márquez contribuyeron con el análisis de datos de México, principalmente de la zona metropolitana de Querétaro, donde el Centro de Geociencias cuenta con una red sísmica urbana de bajo costo.

El doctor De Plaen, investigador postdoctorante con beca de la DGAPA-UNAM, formó parte del grupo principal de autores y contribuyó de manera significativa a la organización y coordinación del trabajo.

La contribución científica aportada por estos investigadores se enmarca en la línea de investigación de Sismología Ambiental para la cual el Centro de Geociencias es pionero en México, y que se ha beneficiado por colaboraciones multidisciplinarias e internacionales y, en gran medida, con el apoyo económico otorgado por Conacyt y la UNAM.

Los sismómetros son instrumentos científicos sensibles que registran vibraciones que viajan a través del subsuelo, conocidas como ondas sísmicas.

Tradicionalmente, la sismología se enfoca en medir las ondas sísmicas que surgen después de un terremoto. Sin embargo, los registros sísmicos de fuentes naturales están contaminados por las vibraciones de alta frecuencia ("zumbido") producidas por los humanos en la superficie: caminar, conducir automóviles y trenes generan señales sísmicas únicas en el subsuelo. La industria pesada y el trabajo de construcción también generan ondas sísmicas que se registran en los sismómetros, precisa la publicación.

Existen miles de estaciones de monitoreo sísmico en todo el mundo y, por lo tanto, se requirió de un esfuerzo de equipo para descargar, procesar y analizar la cantidad de terabytes de datos disponibles. Los datos provienen de la comunidad global que incluye redes de monitoreo sísmico de alta gama, así como de sensores sísmicos de ciudadanos, los cuales han sido instalados por individuos y escuelas.

Si bien 2020 no ha visto una reducción en los terremotos, la caída en el "zumbido" antropogénico ha sido sin precedentes. La reducción de ruido sísmico más fuerte se encontró en áreas urbanas, pero el estudio también encontró señales del confinamiento en sensores enterrados a cientos de metros en el subsuelo y en áreas más remotas, como en África subsahariana.

Se encontró una fuerte coincidencia entre la reducción de ruido sísmico y los datos de movilidad humana, extraídos de aplicaciones de mapeo en teléfonos móviles y puestos a la disposición del público por Google y Apple.

¿Será posible detectar nuevos tipos de señales sísmicas debido al periodo de disminución de ruido sísmico ocurrido en el 2020? El estudio presenta evidencia de que señales sísmicas previamente enmascaradas, se ven con mejor claridad en los registros de sensores en zonas urbanas durante el confinamiento, especialmente durante el día.

Los autores esperan que esta investigación genere nuevos trabajos sobre el confinamiento sísmico. Encontrar señales sísmicas escondidas en volcanes y de sismos sería un objetivo clave.

Con el incremento en la urbanización y el crecimiento de la población a nivel global, más gente vivirá en zonas de amenaza geológica. Por lo tanto, será más importante que nunca caracterizar el ruido antropogénico de tal manera que los sismólogos logren entender y puedan monitorear los movimientos del subsuelo bajo nuestros pies, especialmente en las ciudades, señala la investigación.

 

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