Ante la falta de una vacuna para combatir la nueva cepa de coronavirus, diversos países están diseñando terapias con sangre de pacientes recuperados de la COVID-19, para usarla en personas que aún padecen la enfermedad.
En específico, usan un componente de la sangre llamado plasma, el cual contiene anticuerpos, pero no glóbulos rojos. Esta sustancia de pacientes recuperados de una enfermedad recibe el nombre de “plasma convaleciente“.
Otras pruebas con dicha sustancia ya se habían realizado con la crisis sanitaria del SARS y el ébola, pero científicos de Estados Unidos realizan esta prueba en varias personas.
La Adminstración de Drogas y Alimentos estadounidense (FDA, por sus siglas en inglés) ya clasificó al plasma convaleciente como un “nuevo fármaco en investigación”, tras el esfuerzo de más de 100 especialistas que comenzaron a realizar pruebas, inscribir candidatos y obtener una autorización ante la dependencia.
Esta sustancia podría disminuir la gravedad o acortar la duración de la enfermedad, argumentan los especialistas. Por ello, es necesario realizar investigaciones al respecto y “facilitar el acceso de emergencia para pacientes individuales”.
En China y el Reino Unido también hay pruebas clínicas de plasma convaleciente. El sector salud mexicano también realiza algunos estudios al respecto, afirmó Jorge Enrique Trejo Gómora, director general del Centro Nacional de la Transfusión Sanguínea.