Si en la actualidad hay un futbolista que divide opiniones ese es Sergio Ramos, ya que para algunos su fiereza para defender y su cercanía con la portería de enfrente lo hacen un gran defensor, para otros la rudeza innecesaria y hasta ‘mala leche’ actitud, lo hacen aborrecible.
Sin embargo, hay una faceta del capitán del Real Madrid poco conocida y es la del gusto por la caballería, el cual fue inculcado desde pequeño debido a la influencia por la zona en la que nación, Andalucía.
Además de su vida de futbolista, Ramos también tiene establos en los que cría y entrena equinos con los que compite, y su mayor estrella es un pura sangre llamado Yucatán, haciendo referencia al estado de la República Mexicana.
El jugador merengue tiene a su caballo estrella, que ganó un campeonato mundial en la Feria Internacional del Caballo PRE de 2018 siendo reconocido como el mejor caballo de pura raza española del mundo.
Ramos tiene cuatro títulos de la Liga de Campeones en su palmarés, habiendo ganando el torneo en 2014, 2016, 2017 y 2018. Puede que sea uno de los grandes de la competición, pero es fácil olvidar que no llegó a los cuartos de final hasta los 25 años. Nunca jugó en la Liga de Campeones con el Sevilla, luego sus primeros años en el Real Madrid coincidieron con una etapa de estancamiento para el club de la capital en la que fueron constantemente eliminados en la primera fase de eliminatorias. Finalmente, en 2010/11, tras la llegada de José Mourinho, Ramos llegó a su primer cuarto de final, contra el Tottenham Hotspur. Seguro que ha superado esa decepción inicial a medida que han pasado los años.
Cuando era niño, Sergio jugaba de delantero y fue apodado “Bernd Schuster” por los amigos con los que jugaba en el jardín de su bloque. A lo largo de su carrera jugó en defensa, tanto como lateral derecho que central, pero ha mantenido su brillante capacidad de marcar goles. Por coincidencia, incluso fue entrenado por Schuster en el Real Madrid entre 2007 y 2008.
