México deberá conformarse con luchar por la medalla de bronce en los Juegos Olímpicos de Tokio 2020 luego de caer en una ajustadísima semifinal ante Brasil, campeón defensor del oro conseguido en Río 2016, que terminó definiéndose en los penales tras la igualdad sin goles a lo largo de los 120 minutos de juego reglamentarios.
Por decisión del entrenador Jaime Lozano, México venía preparándose para una situación así desde que había sellado su clasificación en fase de grupos, con victorias ante Francia y Sudáfrica y derrota ante Japón. No necesitó ponerlo a prueba en cuartos ante Corea del Sur, porque jugó un gran partido y terminó imponiéndose 6-3.
Pero apenas tuvo inicio la definición por penales ante Brasil, nada de lo ensayado salió como se esperaba. En primer lugar porque Edu Aguirre, que había ingresado en el complemento y fue el primer designado para patear, efectuó un remate muy anunciado que atajó sin mayor esfuerzo el portero Santos.
Sí quedó claro que Memo Ochoa, una de las grandes figuras del encuentro, tenía muy bien estudiados a los tiradores brasileños, porque acertó en cada uno de los cuatro penales que le tiraron, incluso llegó a tocar el balón el el primero de Dani Alves, pero no llegó a desviar ninguno de ellos.
Ya en el segundo penal que pateó México su suerte comenzó a quedar sentenciada, porque Johan Vázquez estrelló el suyo contra el poste. De nada serviría ya, entonces, la anotación de Carlos Alberto Ramírez. La ventaja que había sacado Brasil sería irremontable y una gran ilusión se escapó entre los dedos.
