Madrid, España.- Si un jugador de fútbol podría ser el protagonista de una serie de Netflix ese es el argentino Ángel Correa, quien en apenas 25 años de vida ha sorteado las más difíciles pruebas fuera de la cancha.
Cuando tenía diez años, tuvo que afrontar el fallecimiento de su padre, para que dos años después ahora lo hiciera con la muerte de uno de sus hermanos. Esto lo hizo convertirse en el sustento de su familia con lo que empezaba a ganar por el futbol.
Cuando todo pintaba color de rosa volvió la desgracia. En 2014 brillaba en San Lorenzo, en su país, y fue fichado por el Atlético de Madrid. Pero en los exámenes médicos para cerrar la negociación le detectaron un quiste en un ventrículo del corazón.
La cirugía a corazón abierto se la hizo el mejor cardiólogo del mundo en Nueva York. Cuando parecía que su carrera se había acabado, comenzó el milagro. Su recuperación sorprendió a todos y tras varios meses de trabajo pudo reportarse con el equipo madrileño.
Fue en la temporada 2017-2018 cuando por fin encontró un hueco en la primera plantilla y de apoco fue demostrando por qué los colchoneros apostaron por él, incluso pagándole el tratamiento cardiológico.
Dos años después, Correa usa la 10 del conjunto madrileño, un jugador de peso en la escuadra que dirige su compatriota Diego Simeone. Pero para Correa la vida es lucha y ahora está ayudando a su madre a pelear con un cáncer.
En su cuenta de Instagram, subió una imagen en la que aparece junto a ella, quien por el tratamiento para erradicar la enfermedad se quedó sin cabello, y su hijo se rapó a manera simbólica de respaldarla. En la foto resalta la enorme cicatriz en el pecho muestra de la prueba que ya sorteó hace seis años.
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