¿Qué hacemos para salvar los océanos?

¿Alguna vez te has preguntado por qué son importantes los océanos?

A veces, damos por hecha la conservación de nuestros entornos naturales y hacemos poco para favorecer su permanencia o buen estado. El ecosistema acuático no es la excepción, por eso hoy 8 de junio, Día Mundial de los Océanos, es el momento ideal para repasar todo lo que sabemos (y deberíamos saber) de este importante obsequio de la naturaleza, y qué podemos hacer para contribuir a su preservación.

El torrente sanguíneo de nuestro planeta

Los océanos son la sangre vital del planeta Tierra y de la humanidad. Recordemos que la mayor parte de la masa de la Tierra está compuesta por agua (casi tres cuartas partes; además, el 97 % del agua del planeta está en los océanos).

Nuestros océanos producen más de la mitad del oxígeno en la atmósfera y absorben la mayor cantidad de carbono. Incluso podría decirse que estamos unidos de por vida a los ecosistemas marítimos desde nuestro nacimiento: el aire que respiras, el agua que bebes, los alimentos que comes, los productos que forman parte de tu vida diaria… todo puede venir o ser transportado a través del océano.

Datos de la Organización de las Naciones Unidas sugieren que más de 600 millones de personas (el 10 % de la población mundial) vive en zonas costeras, a menos de 10 metros sobre el nivel del mar. Adicionalmente, quizás no sabías que:

  • El océano cubre 140 millones de millas cuadradas (363 millones de kilómetros cuadrados), equivalentes a aproximadamente el 72 % de la superficie de la tierra.
  • Casi 2.400 millones de personas (alrededor del 40 % de la población mundial) viven a menos de 100 km (60 millas) de la costa.

Los mares están enfermos

Los recursos oceánicos, costeros y marinos son muy importantes para las personas que viven en comunidades costeras. A pesar de lo importantes que son los océanos para la vida humana, las medidas y políticas puestas en acción hasta el momento no han impedido los altos índices de contaminación que hoy en día amenazan los ecosistemas marinos.

Un reporte de The Ocean Conference, evento realizado en 2017 por Naciones Unidas, provee cifras preocupantes acerca del estado actual de los océanos:

    • Más de 8 millones de toneladas de plástico entran a los océanos cada año, lo que equivale a tirar un camión de basura de plástico por minuto. Hasta el 80 por ciento de toda la basura en nuestros océanos está hecha de plástico.
    • Hasta 51 billones de partículas microplásticas, 500 veces más que las estrellas en nuestra galaxia, ensucian nuestros océanos y mares, amenazando seriamente la vida marina.
    • Los desechos marinos están dañando a más de 800 especies. El 40 por ciento de los mamíferos marinos y el 44 por ciento de las especies de aves marinas se ven afectadas por la ingestión de desechos marinos.
    • Según algunas estimaciones, a la tasa que estamos descargando artículos como botellas de plástico, bolsas y tazas después de un solo uso, en 2050 los océanos llevarán más masa plástica que peces, y se estima que el 99 por ciento de las aves marinas habrán ingerido plástico.
    • Los desechos plásticos matan hasta 1 millón de aves marinas, 100.000 mamíferos marinos, tortugas marinas e innumerables peces cada año. El plástico permanece en nuestro ecosistema durante años, dañando a miles de criaturas marinas todos los días.
    • Los artes de pesca abandonados, perdidos o descartados en los océanos representan alrededor del 10 por ciento (640.000 toneladas) de toda la basura marina. Este equipo continúa capturando peces a través de la llamada “pesca fantasma”, y también atrapa tortugas, aves marinas y mamíferos marinos.

¿Qué podemos hacer para salvaguardar nuestros océanos?

    • Erradicar el uso de productos plásticos. Los plásticos son el enemigo número uno de nuestros océanos, estos productos terminan siendo escombros que contribuyen a la destrucción del hábitat marino, enredan y matan a decenas de miles de animales cada año. Para limitar su impacto, use botellas de agua reutilizables, almacene los alimentos en recipientes no desechables, lleve su propia bolsa de tela u otra bolsa reutilizable cuando compre, y recicle siempre que sea posible.
    • No comprar productos que comprometen la salud de los océanos. Ciertos productos contribuyen al daño de los frágiles arrecifes de coral y las poblaciones marinas. Evite comprar artículos como joyas de coral, accesorios para el cabello de carey (hechos de tortugas carey) y productos hechos a base de tiburones.
    • Modificar nuestra decisión de compra. Siempre que pueda, elija apoyar a las comunidades costeras que utilizan buenas prácticas de pesca, que respetan el ciclo de vida y reproducción de los peces y que no comercializan animales exóticos.
    • Hacernos voluntarios. Muchos institutos y organizaciones están luchando para proteger los hábitats oceánicos, pero no pueden lograr sin nuestra ayuda. Todos podemos ser parte uniéndonos a una organización nacional o internacional (ya sea a través de apoyo presencial o financiero) para potenciar el trabajo práctico e investigativo que realizan a favor de la conservación de los mares.
    • Reducir nuestra huella de carbono. Recordemos que el uso de aparatos o medios de transporte diarios contribuye a la emisión de gases contaminantes que influyen en el calentamiento de los océanos.  Algunas cosas que podemos hacer para comenzar a cambiar la historia hoy: cambiar las bombillas fluorescentes compactas, subir las escaleras en lugar de usar el ascensor, utilizar ventiladores o calentadores compactos en lugar de aires acondicionados.
    • Promover el cambio en nuestras comunidades y familias. Investiga políticas pro-oceánicas, ponte en contacto con grupos de voluntarios, considere la posibilidad de compartir o promover restaurantes y tiendas de abarrotes que solo ofrezcan productos sostenibles, y exprese su preocupación cuando algún comercio le ofrezca productos o especies amenazadas en el menú.
    • ¡Decidamos romper el silencio! Los océanos nos necesitan.

El arte de Saber vivir.

 

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