Por: Cortesía

Por qué no deberías castigar a tu perro

¿Amor, respeto o conveniencia? Un estudio desmiente algunos mitos conocidos sobre la relación entre humanos y perros.

Aunque varios expertos en conducta animal han popularizado el concepto de dominación en las relaciones entre humanos y perros los animales que más frecuentemente comparten espacio en un hogar con la raza humana, una nueva revisión a la investigación existente sobre este término explora qué hay detrás del desarrollo de la relación con nuestra mascota: ¿amor, respeto o conveniencia?

Una experiencia muy diferente

Recordemos que la mayoría de las especies animales sociales tienen una jerarquía y que su grado de extremidad puede variar mucho. Mientras que los mandriles exhiben estrictas relaciones de dominio, a menudo recurriendo a la violencia para mantener el orden jerárquico, se sabe que las leonas hembras exhiben comportamientos más igualitarios, a menudo compartiendo voluntariamente recursos e incluso parejas.

El famoso “encantador de perros” César Millán popularizó el concepto de dominación, el cual asume que los seres humanos deben establecer su estatus dominante a través de medios duros. El argumento en contra de este método asume que los perros no reconocen la dominación en lo absoluto, lo cual elimina el espacio para la interpretación sobre los matices sutiles de la jerarquía social única que se produce en un hogar en el que habitan humanos y perros.

La relación de ‘superdominio’ entre humanos y perros

Esto es desafortunado, ya que una mejor comprensión de esta dinámica podría, en última instancia, mejorar nuestras relaciones con nuestros homólogos perrunos, opina el experto en comportamiento canino Clive Wynne, quien dirige el Canine Science Collaboratory de Arizona State University (ASU). El artículo más reciente de Wynne, que fue publicado en Frontiers in Psychology, revisa la investigación existente sobre la dominación en perros y señala que, aunque sí la experimentan, es muy diferente la forma en la que ocurre entre ellos a cómo se desarrolla cuando viven con humanos.

“La experiencia de la mayoría de las personas con los perros es que son compañeros muy cariñosos”, señaló el experto de Arizona State University, “Entonces, ¿cómo cuadramos ese círculo? ¿Cómo reconciliamos que cuando los perros viven con perros tienen jerarquías sociales muy fuertes, pero cuando viven con personas no se siente así en absoluto?”.

Para Clive Wynne, los humanos ocupan una posición de “superdominio” sobre los perros, ya que cuando los canes se convierten en la mascota de un humano este controla tanto los recursos como las necesidades básicas de los animales, incluyendo cuándo y dónde hacen sus necesidades, que los peludos no tienen más remedio que mostrar respeto y cortesía.

¿A los perros les gusta vivir con nosotros?

“La forma en que los perros viven con nosotros es bastante excepcional”, señaló el experto canino. “Como digo, creo que la razón por la que los perros son tan cariñosos con nosotros es porque son capaces de reconocer que tenemos un estatus social en nuestro hogar compartido que es tan alto que todo lo que pueden hacer es postrarse ante nosotros”.

Sin embargo, Wynne también considera que a los perros les gusta vivir con sus humanos: “‘Dominación’ suena mal, pero si el individuo dominante, el que controla los recursos, es generoso con esos recursos… ¿por qué un perro no estaría contento con esa situación?”.

“Desde la perspectiva del perro debe parecer totalmente mágico. Me imagino que es una situación mejor que vivir en la calle, de todos modos”, expuso el experto.

Partiendo de su teoría, el director del Canine Science Collaboratory de Arizona State University señala que no es necesario recurrir a demostraciones severas de dominio cuando los canes se portan mal, e invita a optar por un entrenamiento de refuerzo positivo, que enseña a los perros a asociar las acciones deseadas con las recompensas.

Con los lobos es otra historia

La idea de que los humanos necesitan establecer una relación de dominación sobre los perros viene de observaciones obsoletas hechas de lobos adultos sin una relación de parentesco que vivían en cautiverio. En esa condicion no natural, los lobos exhibían comportamientos agresivos y competitivos entre ellos. En su momento los investigadores extrapolaron esta asociación a los perros, ya que los lobos son sus ancestros salvajes.

Sin embargo, la condición natural para la mayoría de los lobos es la vida en manada familiar, y en su artículo Wynne cita estudios que han demostrado que de hecho los lobos exhiben menos agresión y competencia que los perros que viven juntos.

En un estudio los investigadores dieron de comer un hueso a pares de perros y lobos que fueron criados de forma similar. Entre los lobos, el animal subordinado era capaz de alimentarse del hueso casi de la misma forma que el lobo dominante, mientras que con los perros el can dominante monopolizó el hueso a expensas del subordinado.

No existe un perro alfa

Para Wynne, la razón principal de esto es que los lobos son cazadores y los perros han evolucionado para convertirse en carroñeros. La caza y captura de presas vivas requiere cooperación y da como resultado un excedente de comida que no se puede guardar, por lo que también se puede compartir, mientras que la recolección se realiza con más éxito por cuenta propia: otro perro que intenta hurgar en el mismo bote de basura es competencia, no apoyo.

No obstante, cuando la recolección de residuos se elimina de la ecuación, como sucede cuando los perros viven con humanos que les proporcionan su alimento, también se elimina la necesidad de ejercer la dominación para garantizar la obtención de un recurso. Esto, argumenta el experto, demuestra otra forma en que se malinterpreta la dominación: más que un rasgo de personalidad de un individuo es una propiedad de las interacciones entre varios individuos.

En resumen: no existe un perro alfa, y siempre que un humano pueda satisfacer sus necesidades, un perro estará feliz de desempeñar el papel de subordinado.

MUY INTERESANTE.

 

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