Por: Cortesía

Novela de Guadalupe Marín es recuperada en la colección Vindictas

Hay una deuda con mujeres escritoras que produjeron una obra importante y que fueron descartadas por distintas circunstancias, en gran medida porque se decía que no eran valiosas por su condición de mujeres. La relectura de sus obras, al mismo tiempo, permite pensar la historia de la literatura de una manera diferente, asegura la escritora michoacana Anaclara Muro (Zamora, Michoacán, 1989), encargada del texto introductorio de la novela La única, de Guadalupe Marín. 


“La relectura desde el presente nos ayuda a poner en perspectiva cuáles son los criterios que se consideran en una obra literaria y por qué, eso hace que sea literatura valiosa”, explica la poeta y ensayista, quien al comenzar con la lectura de la novela se encontró con una trama divertida, de ágil lectura, aun cuando en una mirada más profunda “hay una representación de la época y de la elite cultural muy interesante”. 

“Hay historias y leyendas de intelectuales de la época, desde una perspectiva que no habíamos visto antes, en la cual se les ridiculiza o se cuestionan una serie de valores relacionada con el mundo de la literatura. Incluso, Guadalupe Marín tiene un sentido del humor que se burla de esta idea de la literatura como algo a lo que se le debe tener mucho respeto; se burla de que le digan inculta, de pronunciar mal las palabras, porque el objetivo del humor es cuestionar esa serie de valores ya establecidos”.

Recuperada por la Dirección de Publicaciones y Fomento Editorial de la UNAM, dentro de la colección Vindictas, la novela se sitúa en los años veinte y ofrece un retrato de algunas figuras del arte y la cultura de aquella época, a partir del particular sentido del humor que caracterizaba a la autora, pero también de una oralidad que la hace distinta a las publicaciones de su tiempo, aparecida en 1938 y poco conocida durante décadas.

En La única se cuenta la historia de Marcela, quien vive una serie de experiencias, desde el matrimonio, el divorcio, hasta la unión libre, que fueron mal vistas no sólo por el resto de los personajes, sino también por su época.

Cuando se publicó, refiere Anaclara Muro, “hubo muy pocas personas que hablaron de la novela. José Juan Tablada hizo una reseña muy mala, pero en general no se dijo nada del libro, hubo mucho silencio”.

En un mundo de hombres

Una de las razones por las que fue bastante descartada en su momento fue por las referencias a su propia vida y la de quienes la rodeaban. El personaje de Marcela, protagonista de la novela, tiene muchas similitudes con Lupe Marín: está casada con un pintor, “un pintor gordo que la maltrata; después se casa con un escritor que es un reflejo de Jorge Cuesta: un escritor que no le hace caso, es sumamente celoso. Eso influyó bastante para que fuera rechazada la obra”, comparte Anaclara Muro.

Alrededor de La única se cuenta que el libro fue confiscado por reflejar a un sector de la intelectualidad de su época: Lupe Marín es protagonista de la historia, aunque no lleve su nombre, así como también varios de los personajes con los que llegó a convivir, como Diego Rivera o Jorge Cuesta, lo que propició que la novela fuera condenada al olvido, en palabras de la poeta.

“Sin embargo, más allá de hacer referencia a Jorge Cuesta, no es lo más importante de la novela: ella deja claro que es una novela y, por lo tanto, una ficción, aunque use estos elementos de la realidad. Hay que pensarla fuera de ese ámbito, si bien no dejo de pensar que esa fue una de las razones por las que la novela fue totalmente rechazada”.

Por ello, otra de las características de la trama, cuenta Anaclara Muro, es que no buscaba la aprobación de los intelectuales de su tiempo, sino más bien se propuso diseñar su propia manera de expresarse y de gestionar su vida: todo con humor, empezando por ella misma.

“Así, por ejemplo, aparecen todos los grupos de escritores y de artistas. En la novela, la protagonista hace un viaje a Europa y conoce a los artistas de la época, a quienes admira, pero también se burlan de ella: nos permite percibir lo mismo un ambiente festivo, que la atmósfera que debía enfrentar la protagonista”.

Desde esa mirada, Anaclara Muro llama a leer a Lupe Marín desde el presente, eso sería hacerle justicia a su obra, porque leerla desde la idea que fue la esposa de Diego Rivera o de Jorge Cuesta, terminaría por ser un juicio bastante injusto, para poder ver todas estas voces femeninas que no podemos encontrar en otras voces de la literatura, “con ese uso del lenguaje que desacraliza el pensamiento de que el lenguaje tiene que ser algo refinado, culto, más cercano a temas elevados”. 

MILENIO. 

 

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