Foto: Cortesía

Miniguía para escribir una calaverita

No nos referimos a la que algunos niños llevan para pedir dulces o dinero, sino a la calaverita literaria. Por Ariadna Rábago (Ary Snyder).

Su origen data del siglo XIX y nació para expresar opiniones o sentimientos a manera de epitafios irreverentes hacia personas o la situación política del país. El primer periódico en publicar una fue El Socialista, de Guadalajara, en 1849.

Te compartimos una miniguía para lograrlo:

  1. Escribe para quién va a ser y sus características más aprovechables (algo chistoso o extravagante, por ejemplo).
  2.  Pon de tu ronco pecho para hacerla graciosa, pícara e irreverente.
  3.  Usa el nombre de la persona a quien se la escribes (para que sea muy personal).
  4.  ¡Menciona a la Muerte! Puedes referirte a ella como “Huesuda”, “La Guadaña”, “Catrina”, “Calaca” o como quieras.
  5.  Trata de que rime (los versos de 7, 8 y 11 sílabas suenan mejor).
  6.  Hay dos tipos de finales para alguien que aún vive: con la muerte llevándose a quien le dedicas la calaverita al Más Allá, o con el que esta persona burla a la muerte para no irse ya. (No te preocupes, en ningún caso significa que le deseas la muerte).

La catrina

Un catrín es un hombre bastante elegante (lo conoces si has jugado Lotería). Una catrina es una mujer igual de elegante.

La Catrina original es la imagen plástica más representativa de la muerte en México y su origen es un grabado de 1910 realizado en metal por José Guadalupe Posada retratando a una garbancera, que era como se llamaba a quienes siendo indígenas o pobres pretendían ser de origen europeo adinerado. Posada la realizó centrándose en su cara con un sombrero muy pomposo.

Después, Diego Rivera la pintó en un mural junto a Posada, la nombró Catrina y le dio su atuendo con todo y estola de plumas, tal y como la conocemos hoy.

Muy Interesante. 

 

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