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Las 6 actitudes que afectan tu crecimiento personal

El crecimiento personal es un proyecto de vida, un plan a largo plazo en el que hay que trabajar diariamente. Es un proceso de transformación que nos lleva a adoptar nuevas ideas o formas de pensamiento para generar comportamientos y actitudes de renovación, y así deshacernos de las limitaciones psicológicas que nos atan. 

La travesía no es fácil, y puede que nos cueste dejar a un lado hábitos que impiden nuestro progreso sin darnos cuenta, por eso compartimos a continuación algunas de las principales actitudes que interfieren en nuestro camino hacia el crecimiento personal. Presta mucha atención a cada una de ellas: 

1. No perdonar

Ser traicionado por personas importantes como familiares o amigos genera en nosotros tantos sentimientos y emociones negativas que esto puede llegar a modificar para mal nuestro comportamiento. Sentir rencor es una carga pesada que nos impide disfrutar del presente, anclándonos a un pasado que causa dolor constantemente.

El rencor puede llegar a ser tan perjudicial que afecta nuestra salud si se posterga en el tiempo, por eso, es importante aprender a soltar. 

Perdonar es un proceso, no sucede de forma automática ni de un día para otro. Una persona que decide perdonar necesita vivir varias etapas hasta transformar la resolución en perdón efectivo. Se debe reconocer que hemos sido heridos y aceptarlo como algo que sucedió y que no se puede cambiar. 

Si perdonamos, lo primero que cambia es nuestra calidad de vida porque “limpiamos la casa” de objetos emocionales inservibles. Ojo: las experiencias negativas también sirven para aprender a reconocer aspectos positivos de nuestra personalidad, y es en ello en lo que debemos enfocarnos. 

2. Ignorar tus sentimientos

Estamos acostumbrados a que las personas nos digan que debemos ser fuertes, que no podemos dejar que los acontecimientos o las decisiones de los demás nos afecten. Así, vamos creciendo con la premisa de que sentir es malo y nos reservamos el dolor o la incomodidad cada vez que algo sucede. 

Cuando nos reprimimos o criticamos a nosotros mismos por tener sentimientos, la salud se resiente. Ocultar nuestras emociones puede hacer que estas empeoren, aumentando su intensidad o liberando los efectos perjudiciales de la somatización, que es el malestar físico ocasionado por una emoción fuerte. 

Escuchar nuestras propias emociones nos permite aceptarlas mejor para así convivir con ellas, incluso si lo que sentimos aparenta ser negativo. Una vez que permitimos a nuestros sentimientos ser lo que son: parte de nosotros, resulta más sencillo expresarlos de forma sana para que otras personas sepan cuándo nos hacen daño y cómo evitarlo. 

3. Quedarte en tu zona de confort

Los cambios pueden generar mucho miedo y tal vez las cosas no salgan como esperabas. Estar en un territorio seguro o en un lugar que conoces te hará sentir a salvo, pero ¿vale la pena?

Lo nuevo puede ser arriesgado, y hay personas que están de acuerdo con el refrán ‘más vale malo conocido que bueno por conocer’. Sin embargo, muchas veces los cambios están destinados a generar experiencias positivas y mejorar tu vida. ¿Cuántas personas se preguntarán ahora si debieron atreverse a hacer aquello que tanto miedo les causaba? Tal vez tendrían algo que ahora desean pero no pueden poseer. 

Permanecer en tu zona de confort trunca el crecimiento personal y puede llegar a ser altamente perjudicial para tu felicidad, ya que no podrás experimentar la satisfacción de vivir la vida plenamente. Seguir estancado en un mismo lugar sin permitirte explorar o aventurarte es un impedimento para alcanzar la cúspide de tu transformación; salir de ahí no es nada fácil, porque siempre existe la incertidumbre ante lo que sucederá, pero debes confiar en ti mismo, abrirte a nuevas posibilidades y superar el miedo al fracaso.

Recuerda que solo nuestros pensamientos nos limitan. 

4. Ser egocéntrico

Ir por la vida pensando que somos mejores que el resto limita nuestro crecimiento personal. Que nuestra satisfacción dependa de una ‘competencia’ donde debemos ser superiores, es agotador y reduce nuestra esencia como seres humanos a la mera interpretación de un resultado. 

Nadie es mejor o peor que nadie. Creerlo no nos permite aceptar la existencia de una variedad infinita de personalidades, y nos incapacita para entender lo que otros pueden estar viviendo. Además, el egocentrismo es el disfraz de la inseguridad, así evitamos tener que enfrentarnos a los miedos y situaciones que nos resultan desagradables. 

Aprende a convivir con otros y a ver que todos tenemos aspectos positivos que vale la pena reconocer, expande tu mente. 

5. Victimismo

Culpar a los demás de nuestros errores puede parecer sencillo, nos quitamos un peso de encima y ganamos atención, no obstante, la decisión de hacerlo entorpece nuestro desarrollo.

La responsabilidad es parte del crecimiento personal, aceptar los errores que cometemos es un aprendizaje que nos marca de por vida. 

6. Ser intolerante

Una persona intolerante está llena de prejuicios, se deja influenciar por estereotipos y ataca a otros sin motivo alguno. No escuchan la opinión de los demás, creen tener la razón en todo y son autoritarios. Todo esto trae como consecuencia problemas personales y en las relaciones sociales, ya que nadie quiere pasar el tiempo con alguien así. 

Una mente inflexible nos cierra las puertas a un gran mundo de posibilidades. Hay tantas cosas por explorar y tantas personas por conocer, que vivir una vida de encasillamiento solo hará que no disfrutes la experiencia de ser humano. Acepta con respeto la opinión de los demás, atrévete a vivir cosas nuevas, y el tiempo te dará la razón. 

El arte de saber vivir 

 

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