Por: Cortesía

La batalla por las vacunas: EEUU y Rusia apoyan liberar las patentes

105 países y la OMS proponen liberar las patentes de las vacunas contra COVID-19 para agilizar la inmunización. Del otro lado, las farmacéuticas se alistan para defender sus intereses.

5 meses después de la primera vacuna aplicada contra COVID-19, el mundo sigue batiendo récords de contagios. Mientras los países más avanzados en la vacunación lograron revertir la tendencia de la última ola, el resto de latitudes en donde acelerar el proceso de inoculación no es una opción atraviesan el peor momento de la pandemia.

A excepción de los Estados Unidos, Reino Unido e Israel, que alcanzarán la meta de vacunar a la mayoría de su población adulta en 2021, las dosis en el resto del mundo llegan a cuentagotas. Este escenario desigual, calificado por la OMS como una “vergüenza” a inicios de abril, parte de una lógica estrictamente comercial: 

Los países más pobres, los menos aventajados en las negociaciones para hacerse de lotes masivos de vacunas, deberán seguir lidiando con la pandemia ante un escenario de escasez, provocado por el acaparamiento de dosis por los países más ricos. 

La paupérrima distribución es tal, que la ONU estima que 10 países acumulan el 75 % de vacunas disponibles a nivel mundial, con ejemplos como Canadá, que ya adquirió las dosis necesarias para inmunizar cinco veces a toda su población.

De ahí que distintas organizaciones –desde la OMS, pasando por defensores de derechos humanos y activistas– califiquen la lógica del reparto actual de insostenible, exigiendo una distribución más equitativa de las vacunas contra COVID-19 ante la crisis de salud global.

Liberar las patentes: una propuesta incómoda para la industria farmacéutica

En octubre de 2020, Sudáfrica e India lanzaron una primera propuesta a la Organización Mundial de Comercio (OMC), con el objetivo de liberar las patentes de las vacunas a nivel mundial. Tras la primera negativa, la iniciativa se popularizó entre ONGs, recibió respaldo de expresidentes y premios Nobel, e hizo eco en otras naciones subdesarrolladas, que conformaron un bloque informal a favor de liberar las patentes.

El objetivo de la propuesta es derogar temporalmente algunos derechos de propiedad intelectual, para que cualquier país pueda producir vacunas y por lo tanto, acelerar la inoculación en todo el globo.

Después de obtener el apoyo de más de un centenar de países, además de la OMS y otras organizaciones civiles como Médicos sin Fronteras, la mañana del jueves 6 de mayo, la iniciativa fue sorpresivamente respaldada por el gobierno de los Estados Unidos.

En un comunicado firmado por Katherine Tai, representante estadounidense ante la OMC, la administración Biden confirmó su apoyo a la liberación de patentes:

“Esto es una crisis global de salud y las circunstancias extraordinarias de la pandemia exigen medidas extraordinarias (…) esta administración cree firmemente en la protección de la propiedad intelectual, pero para acabar con la pandemia apoya la exención de estas protecciones para las vacunas contra COVID-19”.

Horas más tarde, Vladimir Putin también se pronunció a favor de la liberación de las patentes, explicando que el gobierno ruso ha cedido tecnología a distintos países para acelerar la producción de la vacuna Sputnik V, administrada actualmente en 60 planes nacionales de vacunación de todo el mundo. 

Acto seguido, Emmanuel Macron, Primer Ministro de Francia, manifestó su apoyo a la iniciativa, rompiendo el hermetismo que habían mantenido los 27 miembros de la Unión Europea al respecto y provocando la reacción de la Comisión desde Bruselas, que se limitó a confirmar su disposición a debatir el tema.

El peso de EEUU (donde se desarrollaron tres vacunas que ya se aplican) y Rusia en el comercio internacional parece aportar un apoyo decisivo para lograr la liberación de patentes, exactamente un día después de que la OMC debatiera la iniciativa, llamando a India y Sudáfrica a presentar un texto enmendado que incluya compromisos al respecto, con la mira puesta en tocar el tema de nuevo a finales de mayo, una discusión que podría prolongarse por meses, mientras se definen los límites y alcances de la exención.

La respuesta de las farmacéuticas y los países en contra

La reacción de las principales farmacéuticas del mundo –representadas por la Federación Internacional de la Industria Farmacéutica (IFPMA)– al espaldarazo de EEUU fue directa y permite dilucidar la férrea defensa de los intereses de la industria en los próximos meses.

En un comunicado, la IFPMA expresó su “decepción” del gobierno de Biden tras respaldar la propuesta de liberar las patentes, explicando que la exención de los derechos de propiedad intelectual “es la respuesta sencilla, pero incorrecta a un problema complejo”.

Más aún, el organismo explicó que la medida “no aumentará la producción de dosis, sino que podría llevar a la desorganización” y llamó a un diálogo constructivo con el sector privado.

En Latinoamérica, la segunda región más golpeada por la pandemia en la actualidad (según la OPS, el 40 % de las muertes reportadas la última semana de abril a nivel mundial sucedieron en América Latina), la vacunación avanza lentamente mientras países como Uruguay o Argentina atraviesan el pico de la segunda ola de contagios.

La mayoría de países latinoamericanos se han sumado a la propuesta para liberar las patentes de las vacunas; sin embargo, México y Chile aún no han tomado postura al respecto.

En el otro extremo, la Unión Europea (excepto Francia) encabeza un bloque contra la liberación de patentes cada vez más endeble, formado por Brasil (el único latinoamericano de la lista) Israel, Japón y Australia, mientras Canadá, el mayor acaparador mundial de vacunas, mantiene silencio al respecto.

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