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El 5G es completamente seguro para la salud humana, concluyen los dos mayores estudios realizados hasta ahora

A pesar de las teorías de conspiración y noticias falsas, la evidencia científica demuestra que el 5G no tiene ningún efecto en la salud humana.

La tecnología 5G ha protagonizado toda clase de mitos y teorías de conspiración: control mental, implantación de chips en la población o el surgimiento de un nuevo orden mundial son sólo algunos argumentos sinsentido que proliferan en YouTube y cadenas de WhatsApp a propósito de esta tecnología.

Otras preocupaciones más terrenales, como los posibles efectos perjudiciales a la salud de la radiación emitida por las antenas 5G y cada aparato que utilizamos a nuestro alrededor han dado pie a un sano escepticismo sobre su implementación; sin embargo, cientos de estudios en todo el mundo han llegado a la conclusión de que no existe peligro alguno para la salud humana.

La última revisión a gran escala al respecto marcha el mismo sentido: en esta ocasión, un par de estudios de amplio espectro publicados en el Journal of Exposure Science and Environmental Epidemiology se dieron a la tarea de analizar cientos de experimentos y 138 investigaciones previas que indagaron en la genotoxicidad y los efectos biológicos que podría generar esta tecnología en el cuerpo humano.

Las revisiones corrieron a cargo de la Agencia Australiana para la Seguridad Nuclear y Protección contra la Radiación (ARPANSA, por sus siglas en inglés) y concluyeron que “una revisión de todos los estudios no proporcionó evidencia fundamentada de que las ondas de radio de bajo nivel, como las que usa la red 5G, sean peligrosas para la salud humana”.

El resultado de la investigación coincide con los hallazgos previos de organismos como la Comisión Internacional de Protección frente a Radiaciones No Ionizantes (ICNIRP) o la Administración de Medicamentos y Alimentos de los Estados Unidos (FDA), que consideran a la tecnología 5G segura e inocua en humanos.

A partir del estudio, ARPANSA fijó un nuevo límite máximo a partir del cual, las ondas de radio utilizadas en comunicaciones inalámbricas pueden resultar dañinas. Para poner en contexto el estándar, la organización estima que la radiación del WiFi está 100 millones de veces debajo del límite de radiación que podría ser peligroso, mientras que la emitida por los teléfonos celulares y antenas es 500 mil veces menor de este límite.

Durante la pandemia de COVID-19, las teorías de conspiración a propósito del 5G cobraron fuerza y alcanzaron extremos insospechados: de la mano de otras teorías conspiranoicas relacionadas con el SARS-CoV-2 y el movimiento antivacunas, dieron forma a un híbrido caracterizado por la desinformación masiva compartida a través de redes sociales.

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