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¿Cómo está el panorama de las apps de citas?

Los tiempos han cambiado desde la llegada del internet a nuestras vidas. La manera en que nos comunicamos y trabajamos se ha transformado por completo, y es que el internet es una herramienta poderosa que hace posible navegar en la web, tener acceso a cualquier tipo de información, realizar compras y establecer comunicación con personas a miles de kilómetros de distancia (a veces, conduciendo al nacimiento de relaciones sentimentales que pueden llegar a ser tan estables y duraderas como una relación no virtual). 

Hoy en día, es normal ver personas que buscan encontrar una pareja en línea. Los teléfonos inteligentes han facilitado la tarea y existen, al día de hoy, distintas aplicaciones dedicadas a unir personas utilizando sus ubicaciones geográficas, sincronizando sus intereses y ejecutando filtros por aspecto físico que priorizan los gustos individuales. 

Un mundo de posibilidades en nombre del amor

Las aplicaciones para citas abren un mundo de posibilidades desde la comodidad del hogar, pues nos permiten decidir la próxima interacción amorosa estando en pijamas.

Debido al impacto que ha generado la búsqueda de parejas de forma online, diversas investigaciones han tenido como enfoque preguntarse si realmente este tipo de interacciones tiene éxito y cuáles son sus ventajas y desventajas. 

Uno de los principales objetivos de estudio ha sido describir las características que tienen en común las personas que utilizan apps de citas comunes. En Bélgica, se analizaron los rasgos de personalidad que se asocian con el uso de aplicaciones como Tinder: con una muestra de 502 personas solteras, los investigadores lograron demostrar que los usuarios de esta aplicación tienden a ser personas más sociables, extrovertidas y abiertas a nuevas experiencias que aquellos que no utilizan la aplicación. 

Otro foco de estudio ha sido conocer los motivos que impulsan a la gente a utilizar estas tecnologías. Una investigación realizada en los Estados Unidos encuestó a 409 estudiantes de forma online y concluyó que la razón más común mencionada por los encuestados para justificar el uso de las apps de citas es “entretenerse”, “conocer personas nuevas” y “por conveniencia”.

Una investigación en Noruega tuvo como objetivo explorar los factores vinculados al uso de aplicaciones de citas entre estudiantes. Desarrollaron el estudio encuestando a 641 estudiantes; las conclusiones indican que los usuarios de estas plataformas tienden a ser más permisivos en sus actitudes con respecto al sexo sin compromiso, a diferencia de los no usuarios que participaron en el estudio. 

¿Está nuestra media naranja en estas apps? 

Philipp Hergovich de la Universidad de Viena y Josué Ortega del Centro para la Investigación Económica Europea (ZEW), analizaron datos matemáticos obtenidos en diversas universidades con relación al estudio de más de 19 mil matrimonios de Viena y Reino Unido, ocurridos entre los años 2005 y 2012.

De dicha investigación se obtuvo que las uniones creadas a través de citas online parecen ser más sólidas que las demás. Este resultado no quiere decir que todas las parejas que se crean por medio de plataformas virtuales vayan a acabar en matrimonio, solo que, si llegan a casarse, podrían tener más éxito. 

Pero también hay que ver el otro lado de la moneda. Estas aplicaciones están diseñadas para aceptar o rechazar los prospectos. El ser rechazado de manera continua puede generar problemas de autoestima, según un estudio de la revista Body Review que abarcó una muestra de 1,300 personas, en su mayoría estudiantes universitarios.

A la muestra se le preguntó su uso de la aplicación Tinder y su autoimagen corporal. Se encontró quelas personas que más utilizaban la plataforma tenían una autoestima baja en comparación con aquellos que no la usan. 

La llegada de estas aplicaciones sin duda afecta la manera como nos relacionamos y representa un sinfín de oportunidades para muchos, ya sea por timidez o por falta de tiempo. No obstante, todo dependerá de la suerte que tengamos al utilizarlas y nuestra propia disposición a vivir la experiencia.

El arte de saber vivir. 

 

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