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China aprueba ensayos de vacuna contra coronavirus

Aproximadamente 19 horas después de que Estados Unidos realizará el primer ensayo en humanos de una posible primera vacuna contra el coronavirus, China no se quedó atrás y anunció el desarrollo «con éxito» de otra vacuna contra el Covid-19.

El Ministerio de Defensa de China aseguró el martes el «éxito» de esta vacuna, y autorizó las pruebas en humanos, aunque no precisó cuándo comenzarían tales ensayos. 

En la carrera por salvar vidas

Dadas las ventajas del sistema de China, por ejemplo, al acelerar el procedimiento de examen y aprobación, se espera que el país esté a la vanguardia en la comercialización de la vacuna, dijeron analistas. Aunque es probable que la vacuna no esté disponible para un uso amplio durante otros 12-18 meses, le brinda al mundo una esperanza más para combatir la enfermedad.

Esta velocidad sin precedentes se debe en gran parte a los primeros esfuerzos chinos para secuenciar el material genético de Sars-CoV-2, el virus que causa Covid-19. 

China compartió esa secuencia a principios de enero, permitiendo a grupos de investigación de todo el mundo cultivar el virus vivo y estudiar cómo invade las células humanas y enferma a las personas.

Después de llegar a Wuhan, la epidemióloga Chen Wei, de la Academia Militar de Investigación Médica, y su equipo lanzaron investigaciones farmacéuticas y toxicológicas sobre la vacuna COVID-19 en cooperación con compañías locales, en base a sus experiencias exitosas previas en el desarrollo de la vacuna contra el ébola.

La investigadora, de 54 años, es comandante general del Ejército Popular chino. Wei es conocida como ‘la terminator del ébola’ porque también lideró el equipo que consiguió la vacuna contra esta enfermedad. 

Según Chen, la vacuna  ––desarrollada en armonía con «estándares internacionales y la regulaciones locales» –– está preparada para llevar a cabo «una producción a gran escala, segura y efectiva«. 

Ventajas de estudios previos

Otra de las ventajas de la eficiencia de la creación, es que los coronavirus han causado otras dos epidemias recientes: el síndrome respiratorio agudo severo (Sars) en China en 2002-04 y el síndrome respiratorio de Medio Oriente (Mers), que comenzó en Arabia Saudita en 2012. 

En ambos casos, el trabajo comenzó con vacunas que se archivaron cuando se contuvieron los brotes. 

Sars-CoV-2 comparte entre 80% y 90% de su material genético con el virus que causó Sars, de ahí su nombre.

Ambos consisten en una tira de ácido ribonucleico (ARN) dentro de una cápsula de proteína esférica que está cubierta de espigas. 

Los picos se adhieren a los receptores en la superficie de las células que recubren el pulmón humano, el mismo tipo de receptor en ambos casos, lo que permite que el virus ingrese a la célula. 

Una vez dentro, secuestra la maquinaria reproductiva de la célula para producir más copias de sí misma, antes de salir de la célula nuevamente y matarla en el proceso.

El coronavirus recibe su nombre de las glicoproteínas de espiga que sobresalen de su superficie y se asemejan a una corona. El virus está envuelto en una burbuja grasosa de lípidos que se desintegra al contacto con el jabón.

Muy Interesante. 

 

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