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4 cosas que debes saber de las dietas bajas en sodio

Las dietas libres en sodio pueden ser buenas para evitar todas las complicaciones que acarrea el exceso de sal en el organismo. No obstante, como ya sabemos, el sodio es imprescindible para el correcto funcionamiento del organismo.

Las dietas bajas en sodio son aquellas en la que se establecen unas pautas con el fin de limitar el consumo de alimentos que contienen en su composición altos contenidos de este mineral.

Las personas que suelen o deben decidir este tipo de dietas son aquellas que padecen alguna patología que empeora con el aumento de sodio en sangre. Algunas de estas situaciones son las personas que tienen la presión arterial alta, alguna enfermedad en el riñón o insuficiencia cardíaca.

A continuación, veremos algunos puntos que son importantes sobre las dietas bajas en sodio. ¡Empecemos!

¿Por qué necesitamos sodio?

El sodio representa el 50 % de la composición de la sal común, siendo el material restante cloro. Por ello, la sal común se conoce químicamente como cloruro sódico.

La sal es la mayor fuente de sodio de nuestra dieta. No obstante, hay otra pequeña parte de este mineral que se ingiere a través de las comidas y que se añade a los alimentos en los procesos de fabricación.

El sodio es indispensable para la vida, pero el organismo solamente necesita una pequeña cantidad del mismo. Ingerir grandes cantidades de sal puede ser muy perjudical para la salud.

Este mineral es imprescindible para que el cuerpo se mantenga adecuadamente hidratado, para que los intercambios celulares se den con éxito y para que se mantenga la homeostasis sanguínea, entre otras.

¿Cómo puedo saber si un alimento es bajo en sodio?

Para saber si un alimento contiene alto o bajo contenido en sodio, es importante leer las etiquetas de los mismos. En ellas aparecen las cantidades de sodio que contiene el alimento.

La cantidad de sodio aparece expresada en miligramos (mg). La columna que aparece en la etiqueta de los alimentos expresada en porcentaje de valor diario, se refiere a la cantidad de necesidades diarias satisfechas con una porción del alimento para cada nutriente en la lista.

En este sentido, los alimentos que son bajo en sodio son aquellos que tienen menos del 5 % del porcentaje diario de este mineral. Por otra parte, aquellos que presentan más del 20 % o más se consideran alimentos altos en sodio.

Otras expresiones que pueden acompañar al etiquetado de los alimentos son:

  • Libre de sodio: menos de 5 mg de sodio en cada porción.
  • Sodio muy bajo: 35 mg de sodio o menos por porción.
  • Bajo en sodio: 140 mg de sodio o menos por porción.
  • Sodio reducido: por lo menos un 25 % menos de sodio en cada porción que el tipo regular.
  • Sin sal o sin sal adicional: no se ha agregado sal adicional durante el procesamiento de los alimentos, aunque el alimento en sí aún podría contener sodio.

Ventajas de las dietas bajas en sodio

Como hemos comentado, la sal es esencial para la vida, pero en la medida justa. Los beneficios de la reducción a niveles sostenibles o solo aceptar la sal natural de los alimentos son muy altos. Alguno de ellos los recogemos en la siguiente lista:

  • Disminuye la presión sanguínea: el consumo excesivo de sodio puede conducir a una situación de hipertención, factor de riesgo para padecer enfermedades cardiovasculares.
  • Reducción del riesgo de ciertas patologías: el estreñimiento o la retención de líquidos pueden verse beneficiados si adoptamos estos hábitos alimentarios.
  • Ayuda a disminuir de peso.

¿Cómo encontramos el equilibrio en las dietas bajas en sodio?

Las dietas libres en sodio pueden ser buenas para evitar todas las complicaciones que acarrea el exceso de sal en el organismo. No obstante, como ya sabemos, el sodio es imprescindible para el correcto funcionamiento para el organismo. Por lo tanto, debemos encontrar un equilibrio.

Algunas recomendaciones para ello son:

  • No utilizar sal al cocinar: los alimentos ya tienen sales naturales. Para potenciar el sabor de los mismos, pueden utilizar vinagres, especias o limón. Así, no hará falta que utilices sal.
  • Cambia los métodos de cocinar: el procesado de la comida durante el cocinado es lo que muchas veces elimina gran parte de su sabor natural. Aprende a cocinar al vapor, en papillotte o envolviendo el alimento en papel de horno.
  • Busca aceites de oliva más intensos: aportarán más beneficios asociados a este y dará un toque extra a tu alimentación.

Finalmente, recordar que la reducción del contenido de sal es uno de los objetivos de un estilo de vida saludable diseñados por la Organización Mundial de la Salud. En especial si padeces alguna enfermedad relacionada, tu médico podrá indicarte la dieta más adecuada para tu caso.

 

 

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