Disociación: cuando nuestra mente está en otro planeta

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Published on diciembre 11, 2018 with No Comments

 El arte de saber vivir.- La psiquiatría define la disociación como un proceso que conlleva una alteración en los sentidos, pensamientos y conducta de una persona, de modo que, durante un periodo de tiempo específico, la información que llega a la mente no es asociada ni integrada, sino “dejada de lado”.

Muchos de nosotros experimentamos momentos de disociación sin saber cómo o por qué ocurre esto. En un contexto cotidiano, el acto de disociarse recibe el nombre de “irse a otro mundo” o “estar en otro planeta”; cuerpo presente y mente ausente es la forma más sencilla de explicar este fenómeno, que se caracteriza por una evacuación de la consciencia.

Los expertos señalan que la disociación puede ser producto de distintas circunstancias, entre ellas, la presencia de ciertas psicopatologías (como el trastorno de estrés postraumático).

Lo más llamativo de la disociación es cómo la experiencia mental para a ser algo completamente ajeno al procesamiento normal de la información; en un estado disociativo, podemos hallarnos aislados de la realidad incluso estando corpóreamente en la escena de los hechos; nuestras sensaciones, recuerdos, pensamientos y emociones vagan en sintonías distintas unas de otras, e incluso, pueden ser inaccesibles a la consciencia.

Disociación en la vida cotidiana: cuando el cuerpo se queda y la mente vuela
Los trastornos psicológicos y neuropatologías no son el único origen de la disociación. En circunstancias cotidianas, podemos disociarnos de la realidad cuando nuestra atención se focaliza en una idea u objeto (lo que recibe el nombre de absorción), también cuando realizamos actividades mecanizadas, como andar en bicicleta, conducir o rellenar una base de datos.

La disociación puede ser también afectiva, cuando nos hallamos en un “agujero negro emocional” producto de eventos demasiado abrumadores; memorística, cuando nos sumergimos en un recuerdo, o de identidad, cuando afrontamos el miedo despersonalizándonos (adoptando otra personalidad, o volviéndonos ajenos a nosotros mismos).

La disociación puede presentarse en un individuo como un rasgo o como un estado. La palabra rasgo se refiere a aquellos elementos característicos de la personalidad que pueden ser indicio de trastornos mentales (rasgo histriónico, rasgo psicopático, rasgo narcisista…); un estado disociativo, en cambio, puede ser un hecho aislado y esporádico, experimentado por un margen de tiempo breve y limitado, y ocasionado por una situación muy concreta.

Podría decirse, por ende, que la mayoría de las personas vivencia estados de disociación de vez en cuando, y estos pueden considerarse normales, ya sean producto de factores externos o internos.

¿Es la disociación algo bueno o malo?
Los efectos de la disociación dependen estrictamente del modo en que interactuamos con ella. Cuando se habla de absorción, por ejemplo (una de las formas de disociación más comunes), hablamos de una de las herramientas más fructíferas de la creatividad y el pensamiento artístico.

La capacidad de permanecer absorto y captar los detalles de nuestro entorno es una de las cualidades más admiradas en el arte, precursora de obras musicales grandiosas y pinturas de primer nivel.

Los eventos disociativos, al igual que el amplio espectro de experiencias que componen la vida humana, pueden ser enfocados de manera productiva tanto como pueden convertirse en hábitos perjudiciales.

Cuando se trata de niños y adolescentes, es importante saber que una respuesta disociativa es el mecanismo de defensa más común ante un evento traumático, y que existe una gran diferencia entre una disociación que resulta en una obra de arte y un proceso disociativo que mantiene la conciencia al margen de la realidad para huir de ella.

¿Qué debo hacer si la disociación está causándome problemas?
Lo más recomendable en caso de presentar episodios incontrolables de disociación (o tener un ser querido en estas condiciones) es acudir de inmediato con un profesional de la salud mental para un diagnóstico fiable.

Algunas experiencias disociativas pueden ocasionar serios episodios de estrés y ansiedad, y es importante que las personas en estas circunstancias cuenten con el apoyo idóneo para lidiar con ello de la mejor manera.

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