El pánico sísmico retorna

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Published on septiembre 09, 2017 with No Comments

Por: Brenda Serrano Trujillo.

Desde el jueves 07 de septiembre de 2017, que se efectuó un sismo a las 23:49 horas con grado de 8.4 en los estados de Puebla, Veracruz, Chiapas, Guerrero, Tlaxcala, Oaxaca y la ciudad de México, los habitantes no han dejado de informarse, debido a que temen una réplica en mayor grado.

La población que vivió el terremoto de 1985 cree que se puede volver a repetir el mismo escenario en las próximas horas y días. “La catástrofe ha vuelto al país. No solamente la política y los gobernantes afectan a México, sino las desgracias naturales acechan al territorio“. Es lo que aseguran y creen algunas personas que se refugian en sus casas, han preferido no salir este fin de semana por cualquier inconveniente que se presente.

La suspensión de clases que se realizó el viernes, desde preescolar hasta licenciatura, favoreció para verificar los daños que pudieron ser generados en la infraestructura de las escuelas y edificios. Es una medida de precaución para la seguridad de los alumnos, y evitar el tumulto en los lugares. Ciertos jóvenes se alegraban por la suspensión de actividades, pero otros lamentaron la situación, ya que regresaban a sus hogares a resguardarse.

El tráfico se ha reducido. Los trabajadores asisten a sus labores como todos los días; pero, en el ambiente se percibe miedo, cautela y alarmismo. Actualmente, los sismos causan sensacionalismo, pues la difusión y las opiniones se disparan, especialmente en redes sociales. Los “memes” abundan en Facebook; la ironía de cierta clase de noticias (fenómenos naturales, políticos, culturales, entre otros) se ha convertido en moda.

¿Es válido aligerar el pánico con ironía o “memes”?

Los jóvenes y la gente poco aprensiva concuerdan con la disminución de pavor, a través de estos medios. Sin embargo, la gente mayor y muy precavida elige no hacer mofa de estos asuntos, y lo considera una falta de respeto porque la humanidad se encuentra en riesgo, factor que no se prioriza como se debería.

Se empieza a banalizar la información y las noticias; de pronto, los lectores y oyentes ya no tienen la seriedad suficiente ante estas situaciones. Se ridiculiza a la comunicación y comienzan a surgir una serie de rumores, a partir de un suceso, en este caso, el temblor ha dado voz a posibles repercusiones.

“¡Habrá replicas, después del sismo del jueves!” fue una declaración en los noticieros y del presidente Enrique Peña Nieto. Dicha aseveración se extendió por todos los públicos, generando horror y alertando a los demás para tomar las precauciones necesarias. Sin embargo, la perspectiva climática y natural del planeta, independientemente de los desastres originados, en algunos medios comunicativos ejerce un rol amarillista, en el que su lema es “Alarmar, no sólo prevenir”.

La variación de temperamentos

Los sobrevivientes del sismo de 1985 auguran una desgracia, ya que psicológicamente creen que se reproducirá doblemente la sacudida. A lo largo de los años, la tierra ha sufrido una revolución y aumenta la vulnerabilidad de las ciudades. Por otro lado, los religiosos afirman “Es el castigo de Dios”. La superstición predomina; el creyente examina que el mal comportamiento del humano, en general, es lo que ocasiona una lección para todos, mandada por el Señor.

Hay otros que padecen la fobia ante estos acontecimientos, se sobrecogen al pensar en una muerte bajo los escombros o quedase aplastado bajo una edificación, así como la excesiva angustia por la pérdida de sus seres queridos. El desinteresado, el que no teme ni se preocupa por estos hechos, es el que camina más felizmente por las calles reflexionando “Disfruto de la vida tranquilamente, cuando me aceche la muerte es porque me toca”.

Son las diversas personalidades y conductas ante un incidente emergente. Se visualiza como ejemplo la postura de una mujer madura que vivió el temblor en 1985, y se encuentra asustada por lo que pueda ocurrir en los días siguientes. Ella dice “Hay que estar preparados para lo peor, esperando lo mejor”.

La ciudadana comparte su sentir. Es maestra, no fue a la escuela el viernes 8 de septiembre de 2017, y a partir de ese momento ha tratado de permanecer en su vivienda.

La prevención es necesaria, sin rayar en el pesimismo o nerviosismo excesivo, pues el pánico a veces es contraproducente. La tierra está a un paso de salvarse, o perderse en un camino agrietado y difícil, pero todo dependerá de la capacidad que posean los que viven en ella de afrontar las adversidades.

 

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