El arte del periodismo y la crueldad de la información

Written by Redacción. Posted in Minuto a Minuto, Reportajes

Published on septiembre 13, 2017 with No Comments

Foto: Melanie Torres

Foto: Melanie Torres

Por: Brenda Serrano Trujillo.

A partir de la observación, análisis y cuestionamiento hacia los medios informativos, los estudiantes que están cursando materias de periodismo o comunicación oral y escrita empiezan a desarrollar el aprendizaje de cómo funciona la prensa y la difusión periodística. Se realizan las conclusiones pertinentes, de acuerdo a la actualidad estudiantil en la ciudad de Puebla.

El periodismo tiene diversas funciones, no solo como disciplina u oficio, sino como un medio que ha sido útil para la libertad de expresión. Las delimitaciones de la profesión y los papeles que le toca interpretar están correctamente conformados. La problemática es que las autoridades legales, los periodistas y la sociedad no han sabido llevarla a cabo. Existe una disyuntiva entre ellos, ya que no persiguen un mismo fin.

Pareciera que sí tienen intereses similares respecto al periodismo, por ejemplo generar, recibir o estimular un conocimiento nítido y veraz en torno a lo que ocurre cotidianamente, pero el propósito se vuelve ambiguo en el momento en que cada individuo empieza a actuar por cuenta propia, sin reparar en las necesidad informativa de los demás.

¿A qué se refiere  el arte del periodismo?

Es el arte de comunicar una verdad, una realidad, es la transparencia de los relatos. El periodismo es como un velo, se percibe con facilidad qué rostro se encuentra detrás de él, pero no se sabe con exactitud el enigma que pueda esconder. Es posible tener contacto directo con la superficie de la profesión, pero si se pretende una conexión más íntima es preciso investigar, descubrir y ahondar en el tema.

El arte es algo divino o grotesco, pero bello ante los ojos de quien lo percibe. Es la transfiguración de la realidad, normalmente hay elementos de narración, fantasía, destellos de pasión y locura, destrucción o ficción. El periodismo es un arte diferente, es una variación de matices y altibajos. Las noticias, crónicas o artículos contienen una serie de sucesos o puntos de vista perturbadores, exagerados, amarillistas, trágicos. Se utilizan los calificativos negativos por qué es lo que se advierte en esas notas, en este caso no hace tanta imaginación del escritor, ya que el hecho por sí solo se encarga de causar impacto.

 “La realidad supera la ficción” afirman.

Dicha aseveración es cuestionable. No se trata de que una sea mejor que la otra, solamente que la realidad es cruel por naturaleza, y la ficción puede ser encantadora y desventurada, dependiendo de la historia que elija el escritor. La distinción del arte en el periodismo se basa en la realidad, en la actividad rutinaria de contar los acontecimientos, de inferir, intuir, objetivar, refutar y revelar.

El periodista debe ser talentoso. Es dudoso cuando las personas regidas por falsas creencias declaran que “todos son capaces de todo” y por consiguiente, cualquiera puede ejercer dicha profesión. Es indudable la preparación intelectual, social, cultural y psicológica que exigen las puertas periodísticas. El periodista requiere de un don.

Existen tres categorías de periodistas: los que se adaptan fácilmente al sistema de la empresa, a la que prestan sus servicios sin cuestionamientos, los pseudo- intelectuales, quienes mantienen una postura media y un poco hipócrita, pretenden ser críticos pero se contradicen con sus acciones, lo que realmente les importa es la imagen y el poder. Por último, los periodistas comprometidos, son aquellos que respetan la compañía en la que trabajan, pero siempre tienen en mente su promesa de brindar la verdad a la sociedad.

No todos los periodistas están protegidos. Hay quienes gozan de más privilegios, es difícil definir los disturbios que se generan en los salones privados del ejercicio periodístico. Por ello, algunos optan por aceptar más dinero, a cambio de la discreción de cierta información para no sé dé a conocer a las audiencias. Decir la verdad es riesgoso. La información tiene un precio.

Una ejemplificación perfecta de una situación similar es el suceso desafortunado que sufre el personaje del comisario en el libro de “Ensayo sobre la lucidez” de José Saramago. Él no es periodista, ni reportero, pero es una fuente valiosa que tiene la evidencia de un hecho. El contenido es escandaloso para las autoridades, especialmente para el ministro del interior, ya que a ellos no les conviene que la población se entere del ardid. Cuando el comisario acude a la prensa no dudan de la autenticidad del documento testimoniado, sino que la empresa puede ser perjudicada si lo publican. Efectivamente, a los pocos días ese periódico es prohibido y recogido a los vendedores de los puestos.

Los titulares amarillistas y escabrosos son más llamativos para la clientela. Es válido que el periodista se las ingenie para captar la atención, pero no es la única forma. El profesionista es un guerrero que supera las batallas de la corrupción, se atreve a ser el líder de la voz, aquel que refuta las injusticias y defiende los derechos de los ciudadanos.

El debate continuo entre objetividad y subjetividad se ha tornado tedioso. El periodista debe escribir los hechos tal y como transcurrieron, empero la subjetividad interviene en el instante en que interpreta, advierte y opina acerca de lo sucedido. En la subjetividad hay un poco de arte. ¿Por qué? La percepción del autor (periodista) cobra vida, entonces la noticia tendrá un estilo de acuerdo al prototipo o ideología bajo el que se rige el periodista y creará una visión al respecto.

El arte no lo aprecia cualquier sujeto. Hay que poseer cierta sensibilidad para producirlo, algunos  trabajadores carecen de ella, es por esta razón que no saben qué giro darle a la información.

¿Cómo inducir al periodista para que no se deslinde del concepto de su profesión, produzca arte y ayude a los receptores de la información para que tengan un ángulo claro de la realidad?

Requiere de un procedimiento largo y detallado. No sólo el periodista se debe regir bajo los principios básicos (veracidad, lealtad, credibilidad, independencia de quienes informan y de poder, creación de un foro público, significantes relevantes, noticias bien proporcionadas y la conciencia individual y ética) La estructura del periodismo no es el problema, sino la distorsión de la misma por parte de quienes la ejecutan.

Si se llevan a cabo con formalidad, perseverancia y convicción todos los pasos es probable que haya un mejor funcionamiento de los roles periodísticos, un entendimiento social y un reconocimiento. Día a día, el arte del periodismo sirve para desarrollar el intelecto, la crítica, el manejo de los conceptos, la complejidad de los mismos y para sembrar una semilla en la sociedad, elementos que pueden conformar un gran equipo.

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