Agencias. Entra Quentin Tarantino con esta obra de teatro disfrazada como una experiencia fílmica ya casi olvidada por los espectadores. En esta ocasión nos presenta una película con facha de anecdotario. Te hace testigo de una pelea de serpientes en un bote.
El director supera cualquier capricho hecho en sus anteriores filmes. Nos regala una extensa historia de 174 minutos.
Tarantino deliciosamente construye su elenco de forma sólida y les da las herramientas a sus actores para ser atrevidos. La estrella, sin duda, es Samuel L. Jackson qué interpreta a un ex héroe de guerra convertido en cazarrecompensas, Marquis Warren. Sus diálogos son balas directas al hígado. John “Hangman” Ruth (Kurt Russell) es el encargado de entrar con la manzana de la discordia. Daisy (Jennifer Jason Leigh) regala momentos incómodos tras ser convertida en una pera de box humana.
El realizador escandaliza con peyorativos y actitudes misóginas, peor aún, *spoiler alert, mantiene a Daisy desangrándose por casi un tercio de película, casi como un eco de “Reservoir Dogs” pero sin la genialidad.
El resto del elenco es un desfile de fetiches actorales. Tim Roth que hace al cazarrecompensa inglés, Oswaldo Mobray, Michael Madsen, Bruce Dern y la extraña adición de Demián Bichir que interpreta al mexicano que se hace llamar Bob. Cada uno de ellos entrega su cascada de diálogos de forma genial, aquí es donde luce su poder el director, pero es difícil para cualquiera sostener una historia solo con anécdotas y violaciones verbales entre ellos.
Musicalmente cumple el sueño del director con un soundtrack exquisitamente compuesto por el legendario Ennio Morricone, que marca a la perfección cada aspecto.
En conclusión: Los 8 más odiados es una cinta que convertirá en catedral a cualquier cine para un fanático del director, para los demás no tocados por la locura del realizador, es una historia muy dura de tragar, entre bajo su propio riesgo.
Entra Quentin Tarantino con esta obra de teatro disfrazada como una experiencia fílmica ya casi olvidada por los espectadores. En esta ocasión nos presenta una película con facha de anecdotario. Te hace testigo de una pelea de serpientes en un bote.
El director supera cualquier capricho hecho en sus anteriores filmes. Nos regala una extensa historia de 174 minutos.
Tarantino deliciosamente construye su elenco de forma sólida y les da las herramientas a sus actores para ser atrevidos. La estrella, sin duda, es Samuel L. Jackson qué interpreta a un ex héroe de guerra convertido en cazarrecompensas, Marquis Warren. Sus diálogos son balas directas al hígado. John “Hangman” Ruth (Kurt Russell) es el encargado de entrar con la manzana de la discordia. Daisy (Jennifer Jason Leigh) regala momentos incómodos tras ser convertida en una pera de box humana.
El realizador escandaliza con peyorativos y actitudes misóginas, peor aún, *spoiler alert, mantiene a Daisy desangrándose por casi un tercio de película, casi como un eco de “Reservoir Dogs” pero sin la genialidad.
El resto del elenco es un desfile de fetiches actorales. Tim Roth que hace al cazarrecompensa inglés, Oswaldo Mobray, Michael Madsen, Bruce Dern y la extraña adición de Demián Bichir que interpreta al mexicano que se hace llamar Bob. Cada uno de ellos entrega su cascada de diálogos de forma genial, aquí es donde luce su poder el director, pero es difícil para cualquiera sostener una historia solo con anécdotas y violaciones verbales entre ellos.
Musicalmente cumple el sueño del director con un soundtrack exquisitamente compuesto por el legendario Ennio Morricone, que marca a la perfección cada aspecto.
En conclusión: Los 8 más odiados es una cinta que convertirá en catedral a cualquier cine para un fanático del director, para los demás no tocados por la locura del realizador, es una historia muy dura de tragar, entre bajo su propio riesgo.
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