VOLUNTAD SOBRE PALABRAS – Un año más un año menos

Written by Redacción. Posted in Columnas, Minuto a Minuto

Published on diciembre 29, 2015 with No Comments

David Noceda Por: David Noceda.
Contacto: david.noceda@hotmail.com

Sé que muchos hablarán este día sobre el inicio de la última semana del tan debatido 2015. Para Peña Nieto fue todo un éxito su administración pero para los mexicanos la realidad sigue siendo distinta, salarios ridículos que no cubren las necesidades básicas de una familia y la inseguridad pública, son sólo un paréntesis de la enorme agenda por resolver de la actual administración.

Es notoria la decepción ciudadana hacia los partidos políticos o los mismos gobiernos; la confianza en los funcionarios públicos está por los suelos y hemos llegado a ese momento de pacifismo en que las voces resuenan en la conciencia del colectivo sin generar nada en las emociones. Las marchas las relacionamos inmediatamente con el magisterio o los obradoristas, se está perdiendo la gracia de exigirle un gobierno más justo y democrático a los gobernantes.

¿Cuánto podemos recordar de principios de año? De los escándalos de corrupción en las altas esferas y de los desaparecidos por el narcotráfico nos queda poco, los 43 normalistas son sólo una anécdota que pasará al recuerdo por esta sociedad tan indiferente y malintencionada. Pasamos el 2015 mentando madres al sistema político mexicano, señalando a los hipócritas y traicioneros panistas, priistas o perredistas que ocupan algún recóndito lugar en la nómina pero no tuvimos la gentileza de hablar de nosotros los ciudadanos.

Según cifras del INEGI en México se recolectan diariamente 86 mil 343 toneladas de basura, desechos que van a parar a quién sabe dónde porque en los rastros municipales, los deshuesaderos o los basureros las autoridades no existen ante los malos salarios o las precarias condiciones laborales. Esa basura que vemos en las ciudades cada vez más contaminadas son los signos más evidentes de la enfermedad nacional que tenemos desde hace años.

Cerraremos la temporada con una putrefacción política, social y económica que no puede llevarnos más que a una muerte anticipada de las instituciones.

Anteriormente hablaba de la basura que producimos porque esos desechos son una variante de la personalidad mexicana. Las ordeñas ilegales de los ductos petroleros de Tabasco y Campeche han matado al ecosistema en menos de veinte años, la deforestación acaba con los bosques de Puebla o Perote por los intereses de corporativos de todo el mundo y si nos detenemos con la destrucción de arrecifes en Baja California o Quintana Roo no vemos más que basura.

Somos un país acostumbrado a vivir entre la basura, entre lo tóxico del recuerdo que nos impide avanzar y potencializar de manera efectiva todo lo bueno que poseemos. Hoy no vale la pena interrogar a la clase política sobre sus decisiones, es mucho más valioso desvalijarnos moralmente para vernos tal como queremos ser. Un nuevo año se aproxima sin saber que nos traerá preparado, pero estoy seguro de que tarde o temprano el tiempo se plantará a la distancia, obligándonos a callar tanta melancolía y actuar de una buena vez para solucionar esas viejas rencillas que nos tienen apestando a estiércol por tanta política.

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