VOLUNTAD SOBRE PALABRAS – Una opinión más sobre el Presidente

Por: David Noceda.

Contacto: david.noceda@hotmail.com

¿Cuál es el peor escenario que podría enfrentar México? Es lo que nos hemos preguntado en los últimos años, poniendo en evidencia que los acontecimientos actuales de nuestra política nos mantienen consternados frente al avance de la impunidad, el crimen organizado y la corrupción. Con el Tercer Informe de Gobierno, el Presidente Enrique Peña Nieto no hizo otra cosa más que levantar los ánimos de manifestación en la ciudadanía.

De los 266 compromisos de campaña, el equipo presidencial sólo ha cumplido con 28 en lo que va de tres años. Adicional a eso, la pobreza aumentó del 2012 al 2014 de 53.5 millones de personas a 55.3 millones, más de 700 mil personas se sumaron en un año a los negocios informales por la falta de empleos con salarios justos y en los 2 primeros años de gobierno se han gastado más de 14 mil millones de pesos en publicidad para preservar la imagen positiva del Ejecutivo.

En este ridículo lapso, el peso se ha depreciado en un 25% y pasamos al lugar 103 de 175 en percepción de la corrupción. Todo parece que los priistas quedaron a deber con su frase icónica de “Sabemos gobernar”, porque mientras la realidad política, económica y social se derrumba, el Presidente refleja su desinterés y desagrado por los mexicanos haciéndolos a un lado en la toma de decisiones.

Este 2015 su nivel de aceptación bajó al 30%, lo que lo coloca como el Ejecutivo peor calificado por la ciudadanía. Gran parte de la población está cansada, violentada y hasta interesada en levantarse contra el grupo de Atlacomulco por el cinismo con que han saqueado al país en tan poco tiempo.

En días pasados, el Doctor Mireles desde el Cefereso 11 de la ciudad de Hermosillo envió un mensaje crítico y de advertencia a las autoridades al señalar que los narcotraficantes en cooperación con las fuerzas armadas y la Policía Federal han asesinado a los líderes de las autodefensas en Yurécuaro, Churumuco, Nueva Italia y Huetamo sin que haya consecuencias ni represalias.

Analizando las declaraciones, el número de presos políticos, los homicidios contra periodistas y la prensa internacional, es claro que estamos bajo un gobierno coludido por la delincuencia. No esperemos a ver resultados en materia de seguridad mientras no se esclarezcan casos como el de los 43 normalistas de Ayotzinapa o el compromiso firmado del supuesto “Decálogo en Seguridad”.

En ese documento improvisado para calmar el contexto nacional, se prometió acabar con la corrupción en las policías municipales, una reforma penal y hacer efectiva la implementación de justicia, sin embargo sólo 2 promesas se han realizado y a medias, los operativos en la tierra caliente y algunos programas para defender los Derechos Humanos. Aún cuando los medios de comunicación como Televisa y TV Azteca intentan persuadirnos de los hechos, las redes sociales aumentan las posibilidades de organizarnos frente los partidos políticos.

Comparto las iniciativas para acusar penalmente al Presidente, pero también mantengo mi postura de que la coyuntura es alarmante. Estamos a tope corrupción y a estas alturas la salida del presidente no resolvería las cosas, es momento replantear la función ciudadana en la consolidación democrática para implementar un nuevo camino que nos logre sacar a flote, así que empecemos.