VOLUNTAD SOBRE PALABRAS – Hipocresía política de anaquel

Por: David Noceda.
Contacto: david.noceda@hotmail.com

Cuando imaginamos un proceso electoral en nuestro país, es inevitable la serie de vínculos que hacemos entre partidos políticos y corrupción. Durante este mes se definirá por completo la élite política que estará al frente del poder en la mayor parte de los estados de la república. Este grupo multivariado con fines no del todo democráticos e intenciones que no consideran las opiniones de la ciudadanía.

Es preocupante que la realidad social del país no empate con las propuestas de los diferentes candidatos a ocupar un cargo público. En la mayor parte de la ciudad de Puebla, se reparten desde semanas pasadas volantes, microperforados, playeras y sombrillas que en nada procuran solucionar el malestar interno de los poblanos. Sumado a ésto, en las redes sociales se ha compartido la iniciativa de “Los Supercívicos”, quienes proponen más que abstenerse al voto, retirar toda la basura propagandista que contamina la ciudad y que días después de la elección se convertirá en un gasto de millones que nadie recordará hasta los próximos comicios.

Para los mexicanos, el NO es una palabra imposible, una utopía, es por eso que concuerdo con aquellos que afirman que desde el momento en que soslayamos un acto de corrupción, la sociedad se vuelve corrupta. Llevamos decenas de gobiernos sin preocuparnos de dónde sale la propaganda o la publicidad que se utiliza en las campañas electorales. Nos hacemos de la vista gorda con los productos o la mercancía que contamina las calles y sólo representan millones de pesos que enriquecen a personas desconocidas.

En la elección municipal donde Tony Gali salió triunfante, a rumores los integrantes de su equipo señalaban que los impresos de su campaña eran traídos en embarcaciones desde China junto con el material de Enrique Agüera, una situación alarmante si consideramos la reciente publicación de Ana Lilia Pérez sobre la creciente ruta del narcotráfico a través de los mares.

Tal parece que los mexicanos (en general) tenemos nula capacidad para hilvanar los hechos que afectan la vida política y económica del país. Es por eso que cuando los equipos de tierra o grupos juveniles nos regalan en las calles material de los candidatos, nos parece inadecuado decirles que NO. Si decir que NO ante la entrega de una supuesta “propuesta de candidato” es vista como algo malo, por qué por lo menos no cuestionamos a las autoridades de dónde proviene eso que llega hasta nuestras manos y que incluso a veces se encuentra tirada en las calles.

La propaganda es un tema aparte que desde sus inicios ha cambiado el rumbo político de los países en diferentes formas. En Alemania con Joseph Goebbels fue capaz de cegar la voluntad y albedrío de sus ciudadanos; en nuestro país parece que la propaganda es una burla al sentido común. Gastos exagerados, mercadotecnia sin fines prácticos y sobretodo campañas sucias que demeritan a los políticos en todas las formas posibles.

En este clima electoral como mencionaba al principio, se definirá a próxima élite que tome la mayor parte de las decisiones políticas en el país. No por algo tuvimos la presencia confirmada de morenovallistas en Colima, Veracruz, Guadalajara, Monterrey, Chihuahua o hasta en Nueva York. En lo personal no me parece inadecuado que un gobierno local tenga sus proyecciones a nivel federal, pero sí que no contemple fenómenos como la polarización social o la inseguridad.

El gran reto para el grupo morenovallista, es entender que las costumbres y la forma de vida son distintas en otras entidades a las de Puebla. En el Norte hoy por hoy, el narcotráfico empezará a demostrar públicamente su brazo militar y su control político, por lo que un proyecto presidencialista sólo les estorbará en su misión criminal. En el Sur, la crisis económica tan severa, empañada por casos de corrupción priísta y panista, no será un punto a favor de los proyectos federales. Hay que destacar que poco a poco esta zona se hunde en el olvido de la agenda del Presidente sin darse cuenta que es un pilar fundamental de la economía nacional.

Sin tanto rodeo ni con tanta alegría, quisiera retarlos a hacer lo correcto, PENSAR si estamos hartos o sólo seguimos la corriente de la opinión pública. Es hora de pensar y hacer válida nuestra voz en un entorno social-político resquebrajado y herido por la falta de ciudadanos capaces de cuestionar a sus representantes.

Espero que eso, sea lo que más busquemos en los próximos años y no sólo aceptemos propuestas sin fondo en productos de propaganda, hay que recordar que a las palabras como a la mercadotecnia, se las lleva el viento.