‘Si nos dan nombres falsos, nunca los van a encontrar’ dijo el Ejército a normalistas

MVS. Omar García, normalista e integrante del Comité Estudiantil de Ayotzinapa relató que estuvo en el segundo ataque de policías de Iguala contra él y sus compañeros la madrugada del 26 de septiembre.

El normalista sobreviviente recordó que al decirles al ejército que necesitaban apoyo porque habían sido atacados por policías, ellos les dijeron: “Pues ustedes se los buscaron”.

El también integrante del Comité estudiantil de Ayotzinapa platicó que los soldados les tomaron fotos y pidieron sus nombres reales “porque si nos dan sus nombres falsos, nunca los van a encontrar”. La gente nos ha dicho que los expertos en desaparecer personas es el ejército y que si no nos hemos preguntado porque a 33 días no hay pistas, dijo.

Acerca de las versiones que intentan vincular a los normalistas con el crimen, Omar García dijo: “¡No había armas ni gente infiltrada entre nosotros los normalistas de Ayotzinapa, esas versiones son una ofensa para los padres de familia y nosotros”. Señaló que es casi una oportunidad única estar en la Normal rural, ya que en Guerrero uno de cada 10 campesinos llegan a la universidad y no se vale que los quieran vincular con la delincuencia.

García afirmó que han estado en conflicto con el Estado porque gestionan por sus normales rurales que han sido abandonados. Aseveró que la reforma a la educación va en el sentido de quitarles recursos y privatizar la educación, y que continuarán en conflicto mientras sus derechos no sean cumplidos.

Al levantar la mano contra el gobierno, la levantamos contra el crimen organizado aunque no lo queramos, dijo. Cuando aparezcan nuestros compañeros, el gobierno va a decir que va actuar contra nosotros pero ¿Quién nos amparará vs delincuencia organizada?, preguntó el estudiante.

La violencia ha estado todos los días en nuestra casa, frente a nosotros “se espantan de que un ayotzi haga una cosa, un estudiante haga tantito así, cuando el Estado y los grupos delincuenciales han estado atacando todo el tiempo”.

Omar García describió que mientras acorralaban la zona donde sus compañeros habían sufrido del primer ataque porque no había llegado ninguna autoridad y los medios locales y estatales a quienes le pedían que cubrieran el caso les dijeron que lo tenían prohibido por el gobierno municipal y estatal y dos horas después llegaron periodistas a tomar fotografías y sucedió el segundo ataque, mientras hablaban con cinco o seis reporteros y maestros.

“Repentinamente empezaron los balazos, se escuchó el ametrallamiento” no pudimos percatarnos de quienes eran, estaba oscuro de la carretera que entra de Teloloapan a Iguala” el lugar de donde venían las ráfagas.

De este segundo ataque resultaron muertos dos compañeros y Julio César Mondragón quien además lo desollaron porque tuvo la valentía de escupirle en la cara al agresor, comentó Omar y consideran que fue una maniobra para que los hechos violentos perpetrados por la policía fueran vinculados con el crimen. Explicó que el ejército llegó cuando huía del segundo momento, con otros 27 compañeros en busca de un hospital para atender a Édgar Andrés Vargas, quien estaba herido. Los soldados llegaron de forma violenta, dándoles puñetazos e incluso al herido lo sometieron.

En Guerrero el ejército siempre llegaba a arreglos con los narcos, “le dan su mochada” e incluso les enseñan a los niños a disparar y recordó que él como muchos jóvenes trabajaron de niños como peones de los que sembraban amapola. Hay muchas cosas que ocurren en Guerrero y queda registrado en la memoria de los niños, quienes no tienen oportunidad de estudiar terminarán ahí, afirmó el estudiante.

Este jueves estuvieron en cabina con Carmen Aristegui: Emiliano Navarrete, padre de José Ángel Navarrete, normalista de 18 años desaparecido por policías en Iguala, Omar García, normalista e integrante del Comité Estudiantil de Ayotzinapa, Nicolás Andrés Juan, padre de Édgar Andrés, normalista herido en un ataque de policías municipales de Iguala y Santiago Aguirre, abogado e integrante del Centro de Derechos Humanos Miguel Agustín Pro Juárez.